En la liga regional italiana, el árbitro del encuentro que enfrentaba al Castel San Niccolo y al Fortiz Arezzo demostró lo que es saber contenerse. Tras expulsar a un jugador, recibió de parte de este una brutal patada por detrás.
Sin embrago, además de soportar sin tambalearse el golpe, mantuvo estoicamente la calma y evitó cualquier contacto con el futbolista.