Para pagarse sus años de estudio, el fotógrafo británico Jo Broughton trabajó en algunos platós en los que se filmaban películas porno o se tomaban fotografías para revistas de adultos.
Y aprovechó la oportunidad para documentar la escenografía, cuando ya todo estaba tranquilo y los actores se habían ido a casa.
El escenario de una típica fantasía porno capturado por el lente de Broughton, quien describe su paso por la industria como un «mal necesario».
«Escondí mi asociación con la industria del porno como un secreto culposo, pero si ella no hubiera podido realizar mis ambiciones», confiesa.
«Como encargado de la limpieza pude ver los sets en plena luz del día y limpiar el desorden era como estar en una escena del crimen», cuenta Broughton.
Según Broughton, el traabjo también le ayudó a darse cuenta «que siempre hay dos partes de la historia: la luz y la oscuridad».
Sus imágenes fueron capturadas en el libro «Empty Porn Sets».