Centenares de petardos detonaban al amanecer del martes en barriadas que circundan La Paz anunciando la «challa», un tradicional rito andino en honor de la Pachamama, la Madre Tierra, que cierra cuatro días de carnaval en Bolivia.
Es una costumbre arraigada en zonas altoandinas que se origina en antiguos pueblos de agricultores aymaras y quechuas que atribuían la dureza del clima a la ira divina y hacían ofrendas para aplacar a los dioses, según los antropólogos. Se cree que los petardos y cohetes ahuyentan los malos espíritus; los dueños de la casa o del negocio rocían alcohol o vino en los rincones, esparcen confites y adornan con globos de serpentinas para pedir bienestar y buenos negocios.
Después atizan en una pequeña hoguera ofrendas como pétalos de flores, lanas y especias que tienen diverso significado. Si las cenizas quedan blancas quiere decir que la Pachamama quedó satisfecha, dijo Antonio Quispe, un anciano aymara que se gana la vida realizando esas ofrendas.La migración ha vuelto popular la ceremonia en las ciudades y se mezcla con ritos católicos en un acto de reciprocidad con la Madre Tierra, según el antropólogo Milton Eyzaguirre.
En el campo los agricultores esparcen flores, rocían alcohol y coca, atizan ofrendas y entierran papas cocidas para «saciar el hambre de la Pachamama».La fiesta se prolonga con cantos, bailes, comida y bebida. Incluso vendedores callejeros de caramelos en La Paz hacen la ofrenda para que vaya bien su negocio. Los más adinerados adornan el coche en agradecimiento.
El carnaval es la fiesta más larga, comienza el sábado con exhibiciones de bailes folclóricos en las ciudades, y continúa el lunes y martes, días feriados.Este año, sin embargo, los festejos se han visto opacados por inundaciones en las zonas bajas y la muerte de cuatro personas el sábado, tres de ellos músicos, aplastados por una pasarela que colapsó por el peso de la multitud cuando se realizaba la mayor festividad folclórica en la ciudad de Oruro, a 180 kilómetros al sur de La Paz.
LA PAZ, Bolivia (AP)
