El deseo sexual es una reacción compleja en la que intervienen factores psicológicos, culturales y, por supuesto, fisiológicos. De ahí la incidencia de los cambios estacionales en el sexo.
Basta con fijarse en las fechas en las que se concentran más cumpleaños para intuir que hay momentos del año en los que se practica más sexo y con mejores resultados. Es cierto. El clima influye tanto en el sexo, concretamente en la líbido y en el deseo sexual, que se pueden establecer diferencias según al estaciones del año.
En líneas generales se puede afirmar que existe una relación positiva entre la luz y el calor y la estimulación de glándulas del organismo que favorecen la secreción de hormonas, con lo que las estaciones más cálidas y con mayor número de horas de luz se tiene más sexo. Varios estudios lo acreditan.
El invierno, poco propicio para el sexo
Quienes odian el frío, y lso días cortos y grises tienen un motivo más para detestar el invierno: está demostrado que tenemos menso relaciones. El último estudio al respecto es ‘Mitos y realidades sobre la sexualidad y la anticoncepción en las millenials españolas’ realizado por Bayer. Según los resultados de esta investigación realizada entre mujeres de entre 18 y 30 años hasta un 53% reconoce que su líbido varía con el clima, y tan solo un 33% se decanta por el invierno.
Aunque el descenso de la libido en invierno es unánime en toda España, lo cierto es que existen diferencias entre comunidades autónomas, según la encuesta: Castilla-la Mancha (52%), Islas Baleares (46%), Comunidad Valenciana (45%), Murcia (44%) y Cataluña (43%) son las zonas en que la actividad sexual, se mantendría algo más alta durante esta época, y según la psicóloga y sexóloga Nayara Malnero: «El invierno es una época de recogida y calma, también a nivel erótico. No obstante, solo se trata de encontrar diferentes alternativas en pareja, ser creativos e impedir que la chispa se apague».
Un resultado curioso del estudio es el que afirma que, a pesar de que el sexo tiene menor protagonismo, el invierno es sin embargo la época del año más adecuada para establecer relaciones monógamas duraderas.