Rostro alargado, pelo castaño y largo, alto, ojos marrones y tez blanca. Es la imagen generalizada que se tiene de Jesús. Ahora, este prototipo fue tumbado y un grupo de científicos forenses reveló cómo era la cara del predicador.
Richard Neave, ex profesor de la Universidad de Manchester, construyó el retrato después de haber examinado tres cráneos semitas «de todo Galilea en el norte de Israel, utilizando métodos que suelen emplearse para identificar a las víctimas de crímenes», según informa la BBC. Neave utiliza la tomografía computarizada para tomar imágenes con rayos-x de los cráneos, con las que evalúa el espesor del hueso y recrea la piel y los músculos de ciertas áreas de la cara.
También usó ilustraciones antiguas de hallazgos arqueológicos para determinar el color del pelo de Cristo y estudió la Biblia para asegurar la longitud correcta. Todavía no hay una respuesta definitiva de lo que Jesús pudo haber parecido. A principios de este año, investigadores italianos revelaron el aspecto de Jesús cuando era un niño después de usar el Sudario de Turín con el que su cuerpo fue envuelto tras la crucifixión.