Existen muchas creencias populares sobre la relación de los ochos vasos de agua por día y los beneficios que éstos producen.
Como sabemos, el agua es esencial para el cuerpo humano y es uno de los nutrientes fundamentales de la dieta. Así como una persona tiene que ingerir energía, proteínas, grasas, vitaminas y minerales, también es fundamental el consumo de agua.
«El cuerpo humano está formado en mayor cantidad por agua, corresponde alrededor del 60 a 70% del peso corporal total, por lo que la privación completa de este líquido compromete la continuidad de la vida. Esto hace que este nutriente sea esencial y está involucrado en innumerables funciones, tales como proporcionar el medio de transporte para los componentes de la sangre; disolver y traspasar los nutrientes desde la sangre a las células; y transferir los productos metabólicos a la sangre para su redistribución o eliminación a través de la orina», sostiene Marcela Giacometto, Directora de la Escuela de Nutrición y Dietética de la U. Andrés Bello.
De acuerdo con lo que explica la nutricionista, afirma que «la recomendación actual de la guía alimentarias es de seis a ocho vasos de agua al día. Es necesario crear el hábito de beber agua a intervalos durante el día, para esto debemos realizar el esfuerzo consciente de hacerlo diariamente para tender a la generación de este hábito. Esto independientemente de las actividades que estemos desarrollando, ya que lo habitual es que cuando estamos en reposo sea cuando más bebemos y, sin embargo, cuando estamos realizando algún tipo de actividad física es cuando aumentan nuestras pérdidas por lo que lo lógico será aumentar también el consumo de agua».
Cabe resaltar que es importante consumir agua para calmar la sed. Cada vez es más común que las personas utilicen jugos o bebidas gaseosas cuando tienen sed.
«Primero hay que educar. Actualmente, criamos a nuestros niños sin enseñarles a tomar agua cuando tienen sed, sino que consumen otro tipo de líquidos azucarados, entregando un aporte energético que no requieren, o endulzados con diversos tipos de edulcorantes. Cuando tengo sed, lo que necesito es tomar agua, pero estamos condicionados a tomar bebidas u otros líquidos, la única forma de romper este círculo es modificar el hábito cuando tengamos sed, ya que necesitamos contar con hábitos saludables», sostiene la nutricionista.
Existen creencias populares entorno a la relación del agua y la pérdida de kilos. El agua no aporta calorías, por lo tanto no participa en el balance de peso de un individuo. «El agua por sí misma no hace bajar de peso, pero sí se puede usar como una herramienta para aumentar el valor de saciedad en la alimentación. Si uno se propone consumir agua veinte minutos antes de las comidas, uno o dos vasos, de seguro la cantidad de alimentos que va a ingerir será menor porque hay un volumen en el estómago que estará ocupado por esta agua, esta es la vía por la que podría favorecer la disminución de la ingesta de alimentos»