«Ni era mujer ni me saqué nada», con estas palabras Rubén Bustamante, jugador del Celtic Pulianas, aseguró que la denuncia hecha por sacarse el pene y tocar con él a una asistente, es falsa.
«Fue una broma entre amigos, me puse detrás del linier para hacer la gracia, pero ni me saqué el pene ni toqué a nadie». Rubén Gómez Bustamante, jugador de fútbol del Celtic Pulianas de la Primera Andaluza sénior, aparece como responsable de una supuesta agresión sexual ocurrida en otro partido de una categoría inferior entre los equipos granadinos del CD Albes y el Gabia CF. Según refleja el acta de ese partido, firmada por el colegiado Jesús Lorenzo Rodríguez Caparrós, «en el minuto 80 un hombre entró al terreno de juego, se acercó al asistente número 1 y le intentó dar con su pene a la mano, sacándoselo previamente». Esa persona era Rubén, al que el árbitro reconoció «con claridad e inequivocamente» por haber arbitrado alguna vez a su equipo y porque vestía el chandal de su equipo.
«En ningún momento me bajé el pantalón, lo que pasa es que la gente le empezó a gritar al linier entre risas que me había sacado el pene y le había tocado con él. Se lo creyó y lo pusieron en el acta. Tampoco salté al campo, más que nada porque los aficionados están a pie de banda. No hay ni medio metro de distancia», prosigue Rubén, de 27 años y natural de Granada, que además asegura que se ha tergiversado la información. «A mí lo que me jode es que me traten de machista, cuando ni siquiera fue a una mujer. En el acta no pone eso. Había dos linieres, pero la mujer estaba en la otra banda. Hay miles de testigos».
Este miércoles el Celtic Pulianas, club al que pertenece Rubén, ha decidido expulsar al jugador tras conocerse que el Comité de Competición de la Federación Andaluza ha abierto expediente al jugador, y que incluso no descarta poner el caso «en conocimiento de la Autoridad Gubernativa y del Ministerio Fiscal» por si fuese constitutivo de delito. Lo hace, según la Agencia EFE, después de concluir que el hecho es «susceptible de ser calificado como infracción grave según lo dispuesto en el Código de Justicia Deportiva» al «atentar a la dignidad del asistente y en general al decoro exigible en toda competición deportiva».