El amor no tiene forma ni color, no hay una medida exacta que pueda caracterizarlo y eso lo supo perfectamente esta dachshund que acababa de ser madre. Tuvo la suerte de dar a luz a 3 tiernos cachorros que ahora descansan a su lado: son dulces, tiernos y están felices con el calor que les entrega su mamá. Pero lamentablemente una bebé cerdita no tuvo la misma suerte, estaba sola y sin su mamá para que lo cuidara. Hasta que sus caminos se cruzaron.
La cerdita Rose, estaba destinada a pasar su infancia sin el amor maternal. Hasta que la dachshund se apiadó de ella y sin despreciarla por ser otro animal, la acogió como si fuera su propia hija.
Ella le entrego la sensación de hogar que le faltaba a la pequeña: le hizo un espacio en su cama, la juntó con los demás y se preocupó de que no le faltara nada: la trató de maravilla y no se apartó más de su lado.
Puede que sus pieles sean de color distinto, pero todos juntos han logrado adaptarse perfectamente.
UPSCL