La rana Gardiner de las islas Seychelles, uno de los anfibios más pequeños del mundo, no tiene oído medio como la mayoría de los animales, pero es capaz de croar y de escuchar a otras ranas hacerlo. ¿Cómo es posible? Un equipo de científicos ha usado rayos X para desvelar este misterio de la naturaleza y ha llegado a la conclusión de que usa su boca para transmitir el sonido al oído interno. Dicho de otro modo, su boca funciona también como oído.
Aunque el sistema auditivo de los animales de cuatro patas ha experimentado muchos cambios desde que apareció en el Triásico hace en torno a 250 millones de años, hay algo que conserva en casi todos los casos: un oído medio con tímpano y una cadena de huesecillos que vibran y transmiten el sonido al oído interno, y de ahí al cerebro. De hecho, la mayoría de las ranas, a pesar de no tener una oreja como los humanos, sí cuentan con un oído medio con un tímpano situado directamente sobre la superficie de la cabeza. Con una excepción: la rana Gardiner, que han vivido aisladas en la selva tropical de las islas Seychelles durante 4.765 millones de años, desde que estas islas se separaron y se alejaron del continente principal.
Para determinar si este anfibio realmente utilizaban el sonido para comunicarse, los científicos colocaron en plena selva tropical altavoces que emitían cantos previamente grabados, obteniendo una clara respuesta por parte de los machos de la especie. Confirmado que no era sorda, el siguiente paso fue identificar el mecanismo por el cual este animal lograba escuchar los sonidos. Con las técnicas de rayos X de la Instalación Europea de Radiación Sincrotrón (ESRF), situada en Grenoble (Francia), que permitió obtener imágenes de rayos X del tejido blando y de las piezas óseas de estos minúsculos seres con una resolución micrométrica, los científicos comprobaron que ni el sistema pulmonar ni los músculos de las ranas Gardiner contribuían significativamente a la transmisión del sonido hasta el oído interno, descartando así dos hipótesis que se barajaban hasta ahora. En su lugar, el sonido se recibe a través de la cabeza de la rana, y la boca de estos animales actúa como un amplificador para las frecuencias emitidas por los ejemplares de la misma especie.