Un conductor borracho que estrelló su coche contra una zanja aseguró a los agentes que era su perro el que lo conducía en ese momento.
Dicen que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad, aunque no es así todas las veces, y sino que se lo digan a los policías que se toparon con Reliford Cooper, un conductor borracho que alegó que, tras intentar escaparse de las autoridades, no era él quien estaba al volante, pues era su perro el que había estado conduciendo el coche todo el tiempo.
Ocurrió en los Estados Unidos y, aunque parezca una broma, el joven de 26 años culpó a su perro de estrellar su vehículo contra una zanja después de una persecución en Florida.
«Es mi perro el que estaba conduciendo, y lo hace porque quiere. No va a encontrar nada de drogas o armas de fuego que me inculpen», declaró a los agentes, totalmente convencido de ello. Después del accidente, intentó huir a una iglesia cercana, pero los feligreses lo expulsaron porque olía a marihuana y a alcohol.
Cooper ha quedado acusado de conducir ebrio, huir de la policía y abandonar el coche, pero su perro ha quedado en libertad sin ningún cargo, para colmo de su dueño.
Agencias