Katherine Gaydos, residente en Florida, EEUU, ha sido víctima de un error funesto. Esta joven cuenta el inmenso dolor que sintió cuando pidió ayuda a un amigo para echarse una gota. Un simple gesto que por error se convirtió en una tragedia fatal porque su amigo confundió el bote de pegamento con el de las gotas. Y por supuesto aún hoy, su ojo continúa pegado.
«Sentía que ardía, lo cerré y grité: Llamen a emergencias», así recuerda Katherine Gaydos como se percató de que su amigo le había echado por error en el ojo algún líquido que nada tenía que ver con sus gotas.
Su desgracia, no obstante, no acabó ahí. Esta joven, madre de dos hijos, no tiene como financiar una operación de reconstrucción del globo ocular. Estaba siendo tratada por un médico que iba a realizarle una cirugía para tratar de salvar el ojo pero sin trabajo, dinero y seguro no ha podido continuar el tratamiento, según recoge el NYDailyNews, buscará una pronta solución a su desgracia.
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