Un preso convicto por abuso sexual se escapó de una cárcel de Noruega, ubicada en una isla, en una tabla de surf. Funcionarios locales revelaron que el delincuente utilizó una pala de plástico para remar contra la corriente.
La prisión de Bastoy es muy diferente a las del resto del mundo. Es considerada de baja seguridad por sus políticas de encarcelamiento humanitario. Entre sus novedosas medidas, impulsa la agricultura ecológica, y permite a los reclusos ver películas, andar en bicicleta y utilizar las playas locales.
Además en la isla no fueron construidas vallas.
El fugitivo, de más de 20 años de edad, no era considerado como un peligro, durante la noche desapareció, y luego fueron encontradas la tabla y la pala, que pertenece a la prisión, en la orilla de la parte continental a unos tres kilómetros de la isla.
En esa cárcel se pueden encontrar asesinos, violadores y narcotraficantes. A pesar de estar alejada de la civilización, el principal objetivo es preparar a los reclusos para un eventual retorno a la vida normal. Por eso, se les permite realizar tareas de campo, cocinar y otro tipo de actividades.
Muchos de los 115 presos que hoy tiene Bastoy estuvieron primero en una cárcel de máxima seguridad y luego fueron transferidos a la isla.
En caso de recapturar al delincuente, Eberhardt fue contundente sobre sus posibilidades de regresar a la isla.»No hay boleto de vuelto si te escapas», concluyó.