Parece gracioso pero para esta mujer es más bien aterrador, desde hace cuatro meses Doris Birch, una abuela de 73 años tiene un problema con los fantasmas que viven en su edificio.
Los muy irrespetuosos se toman la libertad de tocarla mientras ella intenta dormir. La mujer ha descrito la sensación como un enorme pulpo que la toca con sus tentáculos espeluznantes, la situación es tan seria, que incluso está pensando en llamar a los cazafantasmas locales.
Se supone que Ray y Baryl Herme, dos expertos en estos casos extranormales, han de capturar a los fantasmas que tocan a Doris en un vórtice de luz y luego han de enviarlos al más allá.
La mujer ya intentó todo para hacer que la sensación desaparezca, desde dormir arropada con gruesas cobijas, hasta cambiar su colchón, pero nada ha funcionado.
Doris Birch espera que su problema sea resuelto cuanto antes y está dispuesta a pagar por todo lo que se tenga que hacer.
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