La lucha contra la deforestación, la malaria o la pesca ilegal ha encontrado un nuevo aliado en el estudio de las imágenes por satélite que organizaciones como Google están impulsando en colaboración con ONG, universidades y otras instituciones.
El responsable de Google Earth Engine, la plataforma de procesamiento de imágenes por satélite del gigante tecnológico, Dave Thau explicó hoy en la sede de la FAO en Roma cómo transforman los datos satelitales en mapas que los científicos luego analizan para afrontar los problemas ambientales.
La tarea tiene la dificultad, entre otras cosas, de acceder de manera libre a los datos del planeta que proporcionan distintos satélites y destinar los recursos informáticos suficientes para almacenar millones de imágenes.
Fragmentado las imágenes de un terreno en numerosas partes e insertando los píxeles de otras tomadas anteriormente en ese mismo lugar se pueden eliminar, por ejemplo, las nubes que desde el espacio impiden ver completamente la superficie de la Tierra, comentó Thau.
De esa forma, agregó, han logrado descubrir fenómenos ocurridos en los últimos treinta años como el efecto de la deforestación en Mongolia o el crecimiento urbanístico de la ciudad de Texas (Estados Unidos).
Con la contribución de investigadores, organizaciones no gubernamentales y otros actores han lanzado iniciativas que permiten observar por zonas los puntos de mayor sequía, el uso agrícola del agua o las tierras cultivables.
Por ahora, no obstante, el grado de precisión de los datos está siendo mayor en zonas limitadas, como el barrio de una zona residencial, y menor en proyectos a gran escala, matizó Thau.
Lo que difícilmente se ve a ras del suelo puede aparecer con más claridad ordenando los datos globalmente y así un proyecto de Google con la Universidad de California en San Francisco ha elaborado un mapa de la incidencia de la malaria en Suazilandia.
Según el director del equipo dedicado a desarrollar la infraestructura de Google para asuntos humanitarios, Brian Sullivan, cruzaron los datos disponibles de los casos diagnosticados y de las condiciones ambientales en las que habitan los mosquitos portadores del parásito que causa la enfermedad con el fin de localizar los puntos de mayor riesgo y que, por tanto, necesitan una acción prioritaria.
Además, Sullivan destacó que han trabajado con indígenas de la tribu suruí en la Amazonía brasileña para asegurar mediante imágenes satelitales que sus tierras están protegidas.
En ese sentido, dijo que una mayor vigilancia ambiental les ha permitido evitar la deforestación de más de quinientas hectáreas de selva.
«La idea es darles las herramientas para que controlen las actividades económicas», insistió el directivo, que mencionó también la posibilidad de visualizar la concentración de la explotación pesquera en el océano Pacífico siguiendo el movimiento de los buques.
Rastreando por satélite actividades como la pesca ilegal, normalmente difíciles de controlar, se pueden luego tomar medidas de presión para preservar los mares, apuntó.
Por su parte, el responsable de Bosques de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) Danilo Mollicone indicó que desde el año pasado han puesto a disposición del público herramientas de acceso abierto para la recolección y el análisis de datos.
Países como Argentina o Brasil ya están usando esa tecnología, al igual que más de setecientas personas en todo el mundo a los que la FAO está ayudando para sacar el mejor rendimiento a programas como Google Earth.
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