Cossey, que posó para la revista en 1981, nació como un varón de nombre Barry. Fue la primera transexual en ser portada de Playboy, un año antes de que el tabloide británico News of the World revelara su secreto. La publicación la llevó a intentar suicidarse y a caer una espiral de autodestrucción que, treinta años más tarde, revisó en su libro My Story.
Fue un papel en la película de James Bond For your eyes only, de 1981, el que puso el foco en la joven inglesa y le abrió las puertas para posar en Playboy. Sin embargo, en 1982 el polémico tabloide gastó «una barbaridad de dinero», según Cossey, para adquirir su partida de nacimiento.
«Cuando sucedió, sólo quise esconderme. Incluso intenté suicidarme. Me sentía avergonzada, humillada. Fue horrible, hasta que un día simplemente me levanté y pensé que no podía avergonzarme de algo sobre lo que no tenía ningún control», explicó.
Sin embargo, cuando por fin estaba recuperada para volver a trabajar, se encontró con papeles bochornosos sobre su situación y multitud de bromas de mal gusto, como cuando fue entrevistada por Howard Stern vestido de mujer.
«Era lo último que necesitaba. Tenía que mantenerme con la cabeza en su sitio, tenía gente que me quería, y no necesitaba convertir mi vida en un circo. Así que paré mi carrera», lamentó.
La medicina «Playboy»
Según narra en su autobiografía, Caroline se identificaba con un niño cuando era pequeña «porque tenía pene». Sin embargo, según fue creciendo, se dio cuenta de que estaba atrapada en un cuerpo equivocado.
«Lo vi todo claro cuando conocí a otros transexuales», comenta, así que decidió comenzar su cambio de sexo de manera gratuita en Reino Unido. Pero le agobiaron los plazos. Primero tenía que someterse a un examen psicológico que la calificase como apta, tras lo cual tendría que esperar al menos dos años antes de someterse a la operación.
«Empecé a trabajar como stripper para ganar el suficiente dinero como para pagarme yo sola la operación. Y siempre como mujer», señaló. Primero fueron los implantes mamarios. «Un hombre rico dijo que un amigo suyo pagaría lo que fuera por ver un cuerpo como el mío. Y no fue el único: me enamoré de un kuwaití millonario con el que me mude a su país. Pero me dijo que si quería continuar la relación, no podía terminar con mi reasignación de sexo. Así que lo dejé», recordó.
Tras la ruptura, en 1974, consiguió el suficiente dinero para completar su transición, aunque asegura que no es una operación que cualquiera pueda manejar. «Me llevó mucho tiempo acostumbrarme, me tomé un tiempo antes de la cirugía para plantearme si era lo que realmente quería. Tu género no depende de lo que tienes entre las piernas. Sé que muchos transexuales tienen prisa por deshacerse de unos genitales con los que no están conforme, pero eso no es quienes son», advirtió.
En 1991, Caroline publicó su autobiografía, en la que narraba, entre otros, su enfrentamiento con la Comisión Europea para que reconociera el tercer género. Fue entonces cuando recibió otra llamada de Playboy. Querían que posara de nuevo, en un número titulado «La transformación de Tula».
«Todo había cambiado. Quise hacerlo porque quería demostrar a todos los heterosexuales que leían Playboy que las personas transexuales podemos ser sexies y atractivas, fue mi forma de ayudar a tirar abajo los prejuicios», sentenció.