Roboy es un robot que tiene músculos, tendones y articulaciones parecidas a las del ser humano, útil para el análisis del funcionamiento del organismo.
Los robots que se parecen a los seres humanos y pueden aprender mediante observación suscitan a menudo escepticismo, sin embargo, los investigadores hacen hincapié en las ventajas: a través de la imitación los científicos lograron entender las relaciones entre algunos hechos de la naturaleza humana.
La cabeza y los ojos son grandes y del pecho salen un montón de cables, resortes y sensores: el robot «Roboy» tiene un aspecto infantil y la estatura de una persona, pero claramente es un producto de la tecnología. «El objetivo fue construir un robot que sea lo más parecido posible al cuerpo humano», señala Rafael Hostettler, de la Universidad Técnica de Múnich. Lo que tiene de especial «Roboy» es su sistema de movimiento.
El robot tiene músculos, tendones y articulaciones parecidas a las del ser humano. Los científicos pretenden entender mejor el funcionamiento del cuerpo humano. Más de 600 músculos realizan movimientos de manera natural; incontables articulaciones permiten desplazamientos delicados y una perfecta coordinación. Este conocimiento sería de gran ayuda.
En primer lugar, los robots podrían suplantar a las personas en tareas más difíciles o desagradables, por ejemplo en la industria. Y por otro lado, sería de gran ayuda para mucha gente, por ejemplo para que los médicos comprendan lo que ocurre con ciertas enfermedades.
Los investigadores han logrado que «Roboy» mantenga el equilibrio sentado, incluso si se lo empuja fuertemente. Saber cuáles son los músculos que reaccionan en esos casos podría ayudar en la prevención de caídas en los ancianos. Asimismo, después de un accidente cerebrovascular (ACV) u otras enfermedades que afectan el cerebro, «Roboy» podría ayudar a aliviar las secuelas.
«Los robots humanoides deben considerarse como una tecnología que en espacios reducidos puede resolver todos los problemas sensoriales, motores y el procesamiento de la información», describe Asfour.
Algunos robots podrían adquirir rasgos maliciosos, admite el científico haciendo referencia a situaciones de horror expresadas en la ciencia ficción. Pero también subraya: «Ellos serán capaces de aprender – pero sólo podrán aprender para lo que han sido programados para aprender».