Puede ser muy frustrante cuando tu hijo se descontrola, y más cuando lo hace frente a familiares o desconocidos. Enseñar las habilidades de autocontrol a tu hijo puede hacer la diferencia entre actuar por impulso y controlar sus emociones. Te aconsejamos acerca de cómo enseñar el autocontrol edad por edad.
Hasta los 3 años
Los niños pequeños suelen sentirse frustrados por la brecha entre lo que quisieran hacer y lo que se puede hacer. Con la época del «no quiero» a flor de piel, pueden responder con rabietas cuando no les permites algo. Prueba con un breve tiempo de espera en un área designada (siempre la misma) para demostrarle las consecuencias que le traen tener esos exabruptos y enséñale que es mejor tener un tiempo a solas o de silencio en vez de una pataleta.
De 3 a 5 años
Puedes seguir haciendo uso de los tiempos de espera pero en este caso sin un límite específico de minutos, sino que podrá retirarse del lugar una vez que se haya calmado. Esto le enseñará a tu pequeño que es mejor autocontrolarse para no terminar allí por mucho tiempo. Elogia a tu hijo cuando logre estar controlado.
De 6 a 9 años
A esta edad ya son capaces de entender las consecuencias y también tienen la capacidad de elección entre lo bueno y lo malo. Ayuda a tu hijo a que piense en una señal de alto cada vez que sobrevenga una situación problemática y enséñale a pensar antes de responder. Anímalo a que se aleje de las situaciones frustrantes durante unos segundos para pensar cómo debe actuar y para refrescar su mente antes de explotar.
De 10 a 12 años
Los niños a estas alturas ya pueden reconocer sus sentimientos. Anímalo a pensar acerca de la situación que hace que pueda descontrolarse y a reflexionar acerca de cómo debe actuar. Explícale que a veces las situaciones difíciles no terminan siendo tan tremendas si se controlan y pasan. Sigue alentándolo para que piense antes de actuar.
De 13 a 17 años
Ahora tu hijo tiene la edad suficiente para permanecer controlado y no explotar. La adolescencia es una edad difícil, pero de todos modos, debes enseñarle que siempre es mejor hablar a dar portazos o gritos. De ser necesario, utiliza la pérdida de ciertos privilegios cuando se presenta algún comportamiento descontrolado.
¿Qué hacer cuando mi hijo está fuera de control?
Por más difícil que te parezca, debes permanecer calmada y no gritar. Mantente firme y explícale que los berrinches o gritos son comportamientos inaceptables y que traen consecuencias (dile cuáles).
Nunca cedas a sus demandas con tal de que pare de llorar o patalear, pues sino nunca aprenderá a comportarse. Por otro lado, recuerda que el ejemplo es el mejor aliado a la hora de dejar enseñanzas. Si te pones loca porque tu niño derramó sin querer un vaso de bebida, nunca aprenderá lo que es el autocontrol.