Joshua Edwards, un estadounidense que vive en Miami, el año 2007 perdió a su perro por un descuido de segundos. Se trataba de tan sólo un cachorro.
Un adorable rottweiler negro de hocico marrón llamado Duke, que desapareció sin dejar rastro. Joshua lo buscó por la ciudad sin descanso y así, fueron pasando los días, las semanas e incluso los meses. Seis para ser exactos, por lo que no le quedó otra opción que rendirse, suponiendo que le habían robado a su compañero.
Como podrán imaginar, esta historia no termina en ese acontecimiento tan aburrido y triste, y es por eso, que debemos avanzar hasta el viernes 15 de mayo del 2015, cuando Joshua recibió una llamada de la empresa que gestiona los chips de mascotas, avisando que habían encontrado a un perro registrado como Duke y que la referencia era él. El hombre, absolutamente desesperanzado tras 8 años, ni siquiera imaginó que se trataba de su rottweiler, ya que trabaja como entrenador y pensó que podría ser el perro de algún cliente (pues entre su clientela tiene un par con ese mismo nombre), hasta que se lo describieron.
El perro lo vio María Elena Cartaya mientras se encontraba deambulando y cojeando por la avenida 137 del suroeste de Miami. La mujer detuvo su automóvil y con la ayuda de otro hombre que también presenció la situación, lo ayudaron. Llamaron a un centro de rescate de animal y ella, le abrió la puerta trasera de su coche para que se montara.
Por suerte, el animal se encontraba en un excelente estado de salud, pero eso, no se compara con el momento que dejó registrado el Miami Herald cuando acompañó a Joshua Edwards a reunirse con Duke y que te mostramos a continuación.