La creatividad y astucia de este hombre le ayudaron a construir una bomba con ayuda de un juguete sexual y el cable de un teléfono móvil.
El delincuente, Aaron Stein, le dijo al cajero de uno de los bancos PNC de Pittsburgh, Estados Unidos, que los cables que se dejaban ver debajo de su camisa eran de una bomba y que le entregara el dinero en efectivo.
El ladrón tomó el dinero y se retiró, sin saber que el banco ya había llamado al 911.
Poco después atraparon al ladrón y lo pusieron bajo arresto. Posteriormente mandaron el artefacto con un robot de bombas para conocer sus alcances. Sin embargo, el objeto sospechoso era un vibrador envuelto en cinta negra, junto con un cable de celular, informó el medio estadounidense «NBC News».
La Policía no imaginaba que «la bomba» que decía tener Stein era únicamente un consolador.