Dicen que después de la tormenta viene la calma. Tal es el caso de A.B. Quintanilla, Pee Wee y los Kumbia All Starz, con quienes platicamos en exclusiva tras dejar atrás los pleitos, dimes y diretes y anunciar su reencuentro.
Pee Wee nos habló del aprendizaje que le dejó la separación de la banda en 2008, mientras que A.B. Quintanilla nos cuenta cómo le sirvió este tiempo para enfrentar los golpes de la vida, crecer como persona, fortalecerse y regresar con madurez en esta nueva etapa de la agrupación.
Platícanos de este sorpresivo reencuentro
Pee Wee: Estamos contentos y emocionados con nuestro regreso, y también muy agradecidos con el público y los medios de comunicación porque han recibido la noticia de forma positiva y transparente, eso se siente bonito. Creo que este reencuentro tuvo que haber pasado hace un par de años, pero los tiempos de Dios son perfectos.
¿Cómo se logró?
A.B.: Me lo propusieron, me reuní con Pee Wee y los muchachos y sentí buena vibra. Pienso que lo bonito de los seres humanos es que somos capaces de perdonar y pedir perdón; guardar rencor no es bueno para el corazón, y cuando nos juntamos se nos fue el tiempo en cotorrear.
¿Aprendieron algo de esta experiencia?
P.W.: A analizar, porque cuando sucedió yo tenía 17 años y ahora pienso con la cabeza fría; con la mente caliente no es inteligente, y creo que nuestras reacciones en ese momento no fueron las mejores.
A.B.: Me sirvió para conocer cosas de cada uno de los muchachos que antes no sabía, porque cuando tienes un grupo con alrededor de 23 personas de producción, con las que viajas todo el tiempo, es complicado. A veces sólo te ves en el escenario y no te percatas de cuáles son los sueños de cada quien. No quiero decir que quería este espacio, pero creo que nos ayudó para reflexionar y madurar.
A.B., ¿cómo te sientes en esta nueva etapa?
Ahora muy bien. En esos tiempos no enfrenté la realidad de la tragedia que le pasó a mi familia (la muerte de su hermana Selena), estaba escondiendo todo lo que sentía detrás de mi sonrisa, y después de lo que pasó con los muchachos tuve tiempo para reconectarme con mis hijos y mi familia, me casé de nuevo con una mujer maravillosa y ella me ayudó, me aconsejó que fuera con un psicólogo porque veía que me iba para abajo, y yo me escondía, no te miento, en una botella de alcohol, era mi salida. También subí de peso casi 200 libras (90 kilos), y para mi estatura no es saludable.
¿De qué forma saliste de ese duro episodio?
Poco a poco fui bajando de peso y perdí 50 libras (22 kilos). Me metí al box e ingresé a un torneo para principiantes; me perdí en el mundo del box y del ejercicio, eso me ayudó a sanar, y aprendí que tienes que pensar tus palabras antes de escupirlas. Ahora alguien puede gritar frente a mí y no me afecta.
¿Qué pasó con Cruz Martínez?
A.B.: Con él todo está bien, cerramos un ciclo y no hay malas vibras. Le mandamos un abrazo fuerte.
AGENCIAS
