Nadie se anima a meterse con Roger, que es el verdadero rey del santuario para canguros en el que vive desde 2006. Tan fuerte es que en una de las fotos compartidas por la página de Facebook del lugar lo muestra compactando con sus manos una cubeta metálica. Es uno de sus pasatiempos favoritos.
Para llegar a ser tan fuerte, Roger debió superar una prueba muy dura al nacer. Su madre murió muy poco después de parir, y el quedó abandonado en el saco materno.
Habría muerto si no fuera por Chris ‘Brolga’ Barnes, director del Santuario para Canguros Alice Springs, que lo encontró muerto de frío, al costado de una carretera. Él lo llevó hasta su nuevo hogar, lo protegió y lo entrenó para que se convirtiera en un animal muy fuerte.
Gracias al entrenamiento que realiza a diario, Roger, al que también llaman «El gran rojo» desarrolló el aspecto de un físicoculturista, y la fuerza de un boxeador.
«Su régimen de ejercicio incluye golpear a sus rivales y perseguir a su madre humana, que soy yo», cuenta Barnes, consultado por el Daily Mail.
Agencias