Isobel Varley. Esta ciudadana británica de 77 años llegó a colarse en el mismísimo Libro Guinness de los récords como la jubilada más tatuada del mundo.
Ahora, el puesto ha quedado vacante. Y es que la superabuela de Yorkshire falleció hace unos días tras una larga lucha contra el Alzheimer.
Varley, una discreta exsecretaria, ganó fama mundial por realizarse más de 200 tatuajes que cubrían el 93 por ciento de su cuerpo.
Según relató la anciana en numerosas entrevistas, recién a los 49 años se hizo su primer tatuaje. Solo diez años después ya tenía un centenar de dibujos grabados sobre la piel. Su favorito era una familia de tigres inmortalizados en su estómago.
«Originariamente, solo iba a hacerme el tatuaje de un pequeño pájaro. Pero me enamoré de los tatuajes y desarrollé una adicción», reconoció Varley al Libro Guinness tras recibir el título de «la jubilada más tatuada del mundo». La anciana solo tenía tres partes de su cuerpo libres de tinta: su rostro, las plantas del pie y las orejas. Gracias a su entrega a este arte, Varley participó en numerosas convenciones y programas de televisión.
La familia de la abuela Varley anunció su fallecimiento a través de Facebook. «Isobel ha pasado pacíficamente a su siguiente aventura», escribió su viudo, un ingeniero retirado con el que la anciana llevaba casada desde 1960. «El Cielo se ha ganado un nuevo ángel». La noticia de su muerte ha provocado que la comunidad de tatuadores de todo el mundo haya comenzado a rendirle tributo por su valioso aporte a la industria del tatuaje.
Agencias