Nathan Verhelst, un belga de 44 años, nunca llegó a reconocerse en el espejo después de la operación de cambio sexo que comenzó en 2009 y por ello decidió morir a través de la práctica de la eutanasia, permitida en Bélgica desde hace ocho años.
La historia de este transexual, cuyo nombre de nacimiento es Nancy, es la de un hombre que sufrió enormes daños psicológicos por partida doble. Primero por sentirse hombre en un cuerpo de mujer. Y, después de la operación, por sentirse un «monstruo» tras su transformación física.
Finalmente el Estado belga aceptó el lunes su petición de morir alegando un «sufrimiento psicológico insoportable», lo que le convierte en la primera persona de Bélgica que decide morir después de practicarse un cambio de sexo.La transformación de Nathan comenzó hace cuatro años mediante el uso de hormonas, una posterior mastectomía y, finalmente, una operación para reconstruir un pene.
Sin embargo, el cambio no salió como él esperaba. «Estaba dispuesto a celebrar su nuevo nacimiento pero cuando me miraba al espejo estaba muy disgustado conmigo mismo», reconoció Nathan al diario belga Hel Laatse Nieuws antes de morir.La práctica de la eutanasia en Bélgica es cada vez más utilizada desde que fue aprobada en 2002. Actualmente una de cada 50 muertes en el país se debe a esta causa y en el último año el número de intervenciones de este tipo creció un 25% hasta las 1.432.
Actualmente el Parlamento belga discute la posibilidad de que los menores de 18 años también puedan dar su consentimiento para morir, lo que convertiría a Bélgica en el primer país que aprueba la eutanasia infantil.