Investigadores del Campus de Investigación Janelia del Instituto Médico Howard Hughes, en Chevy Chase, Maryland, Estados Unidos, han hallado que las neuronas AGRP son las que provocan la sensación de hambre.
Las emociones negativas asociadas con el hambre obstaculizan la pérdida de peso, y su origen puede situarse en neuronas que empiezan a molestar si en torno de un animal hay alimentos disponibles, escribe el diario ‘El economista’.
Estas neuronas son las AGRP. No incentivan directamente a un animal a comer, sino que le enseñan a interpretar las señales sensoriales que indican la presencia de comida. Este mecanismo puede parecer inútil en una época de abundancia de comida, pero en los tiempos en los que los alimentos eran escasos interpretar correctamente dónde se podía encontrar comida podía llegar a salvar la vida.
El organismo de un animal contiene varias neuronas que se activan cuando los niveles de energía son bajos. El hallazgo de las neuronas AGRP agrega al fenómeno del hambre una causa más: la proximidad de los alimentos.