Los restos de Ricardo III, hallados hace tres años en un aparcamiento, recibieron hoy sepultura en la catedral de Leicester al término de una solemne ceremonia en la que se destacó el papel de este rey en la historia de Inglaterra.
El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, presidió el servicio religioso del monarca (1452-1485), cuya controvertida personalidad cautivó la imaginación de escritores y motivó debates entre los historiadores sobre si fue un rey cruel y sin escrúpulos.
Los restos de Ricardo III muerto en la batalla de Bosworth Field (1485) en la Guerra de las Dos Rosas (1455-1485), entre los partidarios de la Casa de Lancaster y de la Casa de York fueron encontrados hace tres años en un aparcamiento de Leicester (centro de Inglaterra), en lo que fue uno de los más importantes hallazgos arqueológicos del país.
Con la dignidad que exigía la ocasión, Welby y representantes de distintas religiones se unieron en la catedral de Leicester en una ceremonia en la que el actor Benedict Cumberbatch leyó un poema escrito especialmente por la poetisa Carol Ann Duffy.
Del aparcamiento a la catedral. Hoy hemos venido a darle a este rey y a estos restos mortales la dignidad y el honor que le fueron denegados en la muerte, dijo el obispo de Leicester, Tim Stevens.
Por su parte, Welby leyó la frase devolvemos los huesos de tu servidor Ricardo a la tumba cuando el ataúd con los restos del monarca fue sepultado en la catedral en una cripta construida con piedra Swaledale, de North Yorkshire, al norte de Inglaterra.
En nombre de Isabel II estuvo la duquesa de Wessex, esposa del príncipe Eduardo, y también estuvieron presentes representantes del catolicismo, la religión de Ricardo III.
Cumberbatch, que leyó un poema de catorce líneas, fue especialmente invitado al ser descendiente del monarca y, curiosamente, interpretará a su pariente lejano en una serie que emitirá próximamente la BBC sobre la Guerra de las dos Rosas.