El Niño Compadrito es adorado por cientos de fieles de Perú, que aseguran que se les aparece en sueños y cumple sus peticiones, incluidas aquellas de acabar con la vida de sus enemigos. Se trata del esqueleto de un niño envuelto en un manto con filigranas doradas y embellecida con ojos de vidrio, pestañas, peluca y corona de plata.
Se le rinde culto los martes y viernes, llevándole caramelos, juguetes, cirios, joyas .para que atienda a los pedidos de sus fieles. La capilla está llena de velas (algunas de ellas negras y con el nombre de las personas a las que se les desea la muerte a manos del Niño Compadrito), de placas y notas de agradecimientos, fotografías e imágenes religiosas. Se comunica con sus fieles mediante sueños en los que el Niño Compadrito aparece arrastrándose alrededor de sus camas.
Según la leyenda, el cráneo y el esqueleto pertenecen al hijo de un tiránico virrey español y una cuzqueña, llamado Mario, que a los 13 años fue secuestrado por personas que pretendían vengarse de su padre.Frotaron su cuerpo con unas hierbas mágicas que redujeron su cuerpo en vida. Sufrió una larga agonía hasta que finalmente murió.
Se dice que en época colonial, en la casona de un noble español, empezaron a suceder fenómenos extraños que atemorizaban a los habitantes. Durante una noche de tormenta, un rayo cayó en un muro, abriendo una grieta, que dejó al descubierto un ataúd en el que hallaron el cuerpo de un niño momificado.
Llegó a manos de su actual cuidador, Juan Letona, por herencia, ya que se encuentra en su familia desde 1950. Se dice su abuela, Isabel, se perdió siendo una niña y se encontró con un muchacho que le ayudó a regresar a casa. El niño volvió solo al lugar donde Isabel se había extraviado y, cuando Isabel y sus padres volvieron al día siguiente, solo encontraron el esqueleto del chico. Decidieron conservarlo en una urna de cristal y pasó a ser conocido como el Niño Compadrito.
En 1975, Luis Vallejos Santoni, obispo de Cuzco proscribió el culto alegando que fomentaba el oscurantismo, que era un feto del demonio y que el cráneo pertenecía a un mono. Incluso se llevó a cabo una cruzada que intentó quemar al Niño Compadrito, por lo que la imagen se trasladó a un escondite del pueblo de Huayllabamba, al sur del Machu Picchu, donde se le siguió venerando de forma clandestina. Algunos fieles afirman que el Niño Compadrito se les apareció en sueños y les dijo que no se preocuparan, que se iba a vengar, y les mostró dónde debían esconderle. Intentaron avisar a Luis Vallejos, que se negó a recibirles.
En 1982 el obispo perdió la vida cuando su coche cayó misteriosamente por un barranco de 150 metros, que fue considerado como una venganza del Niño Compadrito. Además, hubo una serie de muertes inexplicables de personas relacionadas con la prohibición del culto al Niño Compadrito, como la del padre Luis Dalle y su hermana.Unos reporteros argentinos que realizaron un documental sobre el caso cuentan que durante las grabaciones las cámaras se paraban y hubo un corte de luz que afectó a toda la zona.
Además, los intentos de los periodistas y antropólogos que han intentado ver el esqueleto completo para comprobar si es humano, se han visto frustrados por «señales» del Niño Compadrito que han sido tomadas como presagios de que algo malo les ocurriría si seguían adelante.
Agencias