Condenan a Pharrell Williams y Robin Thicke por plagio

Un tribunal federal de Los Ángeles (EE.UU.) declaró hoy culpables de plagio a los músicos Pharrell Williams y Robin Thicke por considerar que su éxito “Blurred Lines” (2013) es una copia del clásico “Got To Give It Up”
(1977) de Marvin Gaye.

La decisión, tomada por un jurado popular, condena a los artistas a pagar más de 7,3 millones de dólares a los descendientes de Gaye.

“Este es un día hermoso para nosotros”, dijo Nona Gaye, hija del cantante fallecido en 1984, a la salida de los juzgados en el centro de la urbe angelina a los medios de comunicación.

Su abogado, Richard Busch, aseguró que ya había solicitado una orden judicial para bloquear las ventas de “Blurred Lines”, según recogió el canal NBC.

“Blurred Lines” fue número uno en las listas de éxitos en EE.UU. durante diez semanas tras su lanzamiento, y comercializó 4,6 millones de copias.

La canción fue grabada por Williams, Thicke y el rapero T.I., si bien este último quedó eximido de responsabilidad en la sentencia, igual que la compañía de discos Interscope Records.

Según expuso Busch durante el juicio, “Blurred Lines” y “Got To Give It Up” son iguales en términos del uso del bajo, los teclados y la estructura, y un musicólogo que fue llamado como testigo experto encontró similitudes en 8 elementos de ambas canciones, según el diario Los Angeles Times.

Williams declaró que escribió el tema en solitario como una colaboración para el disco “Burred Lines”, de Thicke, y admitió que el tema tenía un “estilo a Gaye” y la música de la década 1970, aunque insistió en que era una creación original.

Thicke hizo una demostración al jurado de lo que se parecen musicalmente muchas canciones pop, si bien estos argumentos no convencieron al tribunal.

Las ventas de “Blurred Lines” generaron ingresos por valor de 5,6 millones de dólares para Thicke, 5,2 millones para Williams y entre 5 y 6 millones para la compañía de discos.

Los representantes legales de Thicke y Williams dijeron al término del juicio que desconocían si sus clientes tenían intención de apelar contra la sentencia.