Elon Musk sigue en su burbuja, incluso mientras estan cerrando las oficinas de Twitter tras perder al 75% de la plantilla. Tuitea como si nada ocurriese cuando esto podría suponer el fin de la red social.
Ahora mismo, Twitter es el equivalente a jugar con tu hermano pequeño mientras él tiene el mando desconectado. Elon sería el hermano menor, mientras que el hermano mayor vendría a ser los empleados que intentan mantener la red social a flote. Es un símil horrible e inexacto, es cierto, pero la verdad es que Elon también es un jefe caprichoso y ahí está, llevando la red social al borde de su extinción en poco más de una semana de liderazgo.
Recordemos que, al parecer, Musk adquirió Twitter por pura fanfarronería. Él quería convertir la red social en un lugar de encuentro para la sociedad, un sitio donde poder expresarte sin barreras y donde todos fuésemos iguales a ojos de la sociedad. En la teoría, claro, en la práctica es la peor decisión de su vida. No solo quiso echarse atrás tras la bajada en bolsa de Tesla viéndose obligado a adquirir la red social a la fuerza; le salía más barato comprarla por valor de 44 mil millones que pagar la sanción.
«Twitter se centrará en la ingeniería del futuro. Los que escriben gran código constituirán la mayoría de nuestro equipo y tendrán la mayor influencia».
Nada más llegar a su nuevo puesto, y como si despedir a parte de la directiva no fuese suficiente, también quiso leer el código escrito por todos los trabajadores para ver si realmente hacían su trabajo y lo hacían bien a su gusto.
Además de eso, se dedicó a censurar a las personas que jugaron bajo las reglas que él mismo impuso: pagaron Twitter Blue y se dedicaron a utilizar el verificado de la suscripción para hacerse pasar por empresas y personajes públicos. Lejos de lo moral y lo ético, estos usuarios no hicieron más de lo que Elon les permitió. Él era consciente de ello, no solo porque los propios empleados le advirtieron, sino porque también lo hicieron los usuarios y otras personalidades reconocidas. Y al final, tras un fin de semana de absoluto caos y bajadas en bolsa, posibles demandas mil millonarias y todo un auténtico pifostio, tuvo que ceder y quitar la verificación de pago.
Twitter's San Francisco headquarters has gone hardcore tonight. #TwitterTakeover pic.twitter.com/DoG5pDD4AD
— Muskrat McRatfu*ker needs to resign as CEO (@christoq) November 18, 2022
Explotación laboral o indemnización ridícula
Eso no es todo, tras despedir a parte importante de la directiva en su primer día de mandato, decidió hacer varias rondas de despidos masivos. Llegando, incluso, a decir que el 50% de la plantilla iría a la calle. Amenazó a los empleados para que hiciesen jornadas más intensas y de mayor duración. Esta última amenaza fue el miércoles pasado, pero es que, encima, quería que sus empleados respondiesen antes del jueves. Ni siquiera les concedió unos días para poder pensárselo.
Esto significará trabajar muchas horas a alta intensidad. «Sólo un rendimiento excepcional constituirá una calificación de aprobado. Si estás seguro de que quieres formar parte del nuevo Twitter, haz clic en el sí en el enlace que aparecerá a continuación. Cualquiera que no firme el compromiso antes de las 5 de la tarde, hora del este, recibirá tres meses de indemnización por despido».
Fueron sus palabras, enviadas a través de un correo electrónico. Ni siquiera una reunión con los jefes de los distintos departamentos, no, un simple correo electrónico con un botón que grita y te pregunta: ¿Aceptas ser explotado?
Vijaya Gadde fue una de las personas que acabó siendo despedida con la llegada de Elon a su nuevo puesto. Ella era la antigua jefa de contenido, encargada del equipo que mantiene a raya la desinformación, los discursos de odio y todo contenido que infrinja las normas de comportamiento y uso de Twitter. Un trabajo infinitamente más complicado que berrear al aire que el mundo necesita un lugar con libertad total. Ahora, tras todo este caos, su equipo va a tener que luchar contra el propio diablo para sacar su trabajo adelante.
Y todo ello porque él decidió que desbanear a Donald Trump debía de ser el primer paso. El antiguo presidente de Estados Unidos fue expulsado permanentemente de la red social tras incitar el asalto del capitolio. Ella comentó que Elon lo hacía a causa de la libertad de expresión. Pero que no era capaz de ver que la libertad de expresión no debe permitir el ataque indiscriminado, las vejaciones y el odio.
Ahora, sin ella, a mitad del día de ese mismo miércoles, los miembros del Equipo de Confianza y Seguridad de Twitter se reunieron para ver qué se podía hacer al respecto y lograr manejar todo ese contenido sin la plantilla habitual. Ellos mismos aseguran no sentirse valorados por Elon Musk, algo que, a estas alturas, no sorprende a nadie.
Hasta este momento, toda la información sobre el correo se reveló por unos pocos empleados anónimos que temen las posibles represalias por parte de Elon Musk. Estos mismos empleados comentaron que ese correo fue la gota que colmó el vaso: «Estoy encantado de saber que puedo marcharme. No me comprometeré a ser explotado en Twitter» comentó uno de ellos al The Washington Post.
La debacle de Twitter
El caso es que ahora, tras esta última amenaza, les dio a escoger: Más horas de trabajo o dimitir con una indemnización de 3 meses. Según la periodista Kylie Robertson, cerca de 75% de la plantilla actual ha aceptado la indemnización. Y ahí es cuando el grandísimo magnate tecnológico, genio entre genios, se ha visto obligado a cerrar las oficinas de Twitter.
Algunos de los empleados que han aceptado dicha indemnización han confirmado lo evidente: Twitter podría cerrar muy pronto. Sin equipo para controlar el contenido de las 330 millones de cuentas activas; de las cuales un alto porcentaje, según el propio Elon, son bots, ¿cómo va a subsistir la red social? Y eso sin contar posibles fallos estructurales o bugs en el código que deben ser subsanados nada más descubrirse. Si alguien descubriese un fallo de seguridad importante ¿qué haría el genio de la tecnología para solucionarlo?
Mientras todo esto ocurre, Elon sigue bromeando y tuiteando como si nada fuese con él. Multitud de personas se han quedado sin trabajo, dándoles a elegir entre la explotación y una indemnización ridículamente baja. Y él se dedica a decir, una y otra vez, que el uso de la red social ha vuelto a romper un récord histórico.
«Esto es lo que pasa cuando tienes mucho dinero y vives en la tierra de la fantasía»
Matt Binder, conocido por múltiples facetas: experto en tecnología, youtuber y reportero, explicó en un hilo las razones por las que cree que Elon Musk sigue en su línea: «El por qué Elon Musk compró las teorías de Twitter es simple: Musk está en una burbuja con el filtro de la derecha. Compró Twitter creyendo que sus problemas eran reales y que otros sentían lo mismo. Esto es lo que pasa cuando tienes mucho dinero y vives en la tierra de la fantasía» Después de ese primer tuit, desglosa esas mismas razones en el propio hilo.
Un artículo en el The Washington Post cerciora que los interesados en comprar el verificado a través de Twitter Blue encajaban en tres tipos de perfiles: Políticos de derechas, especuladores de criptomonedas y creadores y consumidores de contenido pornográfico. En este tuit, Matt Binder recopila una serie de contestaciones a la ultraderecha estadounidense, donde Elon Musk centra casi toda su atención. Demostrando, una vez más, la burbuja en la que se mueve.
Elon Musk has regularly replied to complaints from right wingers on Twitter since taking over
who else receives this kind of attention from him
he’s surrounded himself with this stuff. it’s all he sees on his feeds pic.twitter.com/CoWAEdxEzb
— Matt Binder (@MattBinder) November 18, 2022
Debido a todo esto, y a que algunos tuits donde, como decíamos antes, se suplantaban identidades de empresas y personajes públicos, los anunciantes decidieron marcharse de la red social. Cómo no hacerlo si un simple tuit, por provenir de una cuenta verificada; aunque el @ fuese distinto, supuso una pérdida millonaria para esas multinacionales. ¿Quién en su sano juicio iba a invertir en publicidad en un lugar donde se permite la suplantación de identidad?
Musk tuvo que recular, como ya se comentó, y lo hizo a través de un tuit donde dijo que las inscripciones a Twitter Blue se suspenderían hasta el 29 de noviembre para asegurarse de que el sistema es sólido como una piedra.
44 dólares por Twitter Blue
Por otro lado, para subsanar la pérdida de anunciantes: Twitter debería cobrar 44 dólares al mes a cada usuario de Twitter Blue para recuperar el valor de sus inversiones. Pero eso no es todo, por lo analizado en los datos que el T.W.P logró obtener, cuanto más activo es el usuario, más debería cobrársele. El porqué lo desconocemos, pero podría ser al daño ocasionado a terceros y, por ende, la mala reputación para la red social que esto traería. O por el uso de la infraestructura a la hora de promocionar los tuits (recordemos que los verificados tendrían prioridad en la timeline). Dejemos las especulaciones para otros, mejor. Tendremos que esperar hasta que más información al respecto sea liberada.
Ahora, sin los empleados que mantenían la red social a flote ¿qué nos asegura que no se acabe? Nada, en realidad. Como pudimos ver en el primer tuit, el usuario @christoq comparte un pequeño vídeo donde las oficinas de la red social trasmiten un mensaje del todo… dejemos que cada uno decida si es acertado o exagerado.
Adiós, Twitter.
Todavía se desconoce si estas empresas, como Nintendo, Pepsi o Eli Lilly, que fueron víctimas de las suplantaciones; permitidas por la nueva gerencia de Twitter, decidirán tomar medidas legales. Lo que parece estar claro, si no se pone una solución a tiempo, es que esas subidas históricas en el uso de Twitter no son más que el indicativo de que su fin se acerca. Quién nos asegura que no son las típicas señales que parecen indicar que la tormenta está próxima a amainar, pero que en realidad solo está empeorando.
Si recapitulamos vemos que Elon Musk hace más que dar martillazos hasta quebrar la pared que sostiene a Twitter, una pared maestra que no aguantará demasiado sin nadie que la repare; los empleados. Sin ellos, Twitter podría convertirse en un coladero de odio, insultos, suplantaciones y vejaciones de todo tipo.
Muchas personas se jactan de que esta red social es la red de las polémicas, que fomenta el odio y la visceralidad y que no puede haber un solo día tranquilo en ella sin intentar hundir a alguien. Una red social donde cancelar de forma sistemática a personajes públicos por errores mínimos, o de gravedad. Aunque, dicha sea la verdad, tampoco suelen tener intención de subsanar. En su mayoría, al menos. A la velocidad que avanza internet siempre fue mejor esperar a que otro sea el foco de atención que intentar aprender de los errores y solucionarlos.
«La visceralidad del odio»
Y lo cierto es que se demostró en múltiples ocasiones que los algoritmos de Twitter fomentaban esto mismo: la visceralidad del odio. Esta última los datos que obtuvo el propio Washington Post. Esto ocurre desde antes de que Elon Musk se hiciera con la compañía, los usuarios más intensos eran promocionados internamente y la gente los compartía más en la red. Al parecer, las personas más intensas son las más propensas a suscribirse a Twitter Blue para que sus tuits lleguen a más gente. Creando, así, un Uroboros incesante.
Pero lo justo es romper una lanza a favor de la red social. Twitter permite publicaciones al instante sobre distintos temas y en su comunidad se encuentran personas maravillosas. Profesionales que se molestan en hacer hilos informando sobre sus áreas o desmintiendo las desinformaciones de las que se vale la ultraderecha para lavarle la mente a aquellas personas más vulnerables. Es un trabajo titánico. Además de ser una especie de diario para muchas personas que, por circunstancias, ven más cómodo expresarse a través de un tuit. Tal vez su entorno es violento, poco seguro o indiferente a ellos. Si Twitter desaparece no se acabará el mundo, pero dejará una huella que desaparecerá dependiendo de tu relación con la red social, los vínculos que has creado a través de ella y el uso que cada persona le dé.
Si creíamos que Twitter era el ojo de la tormenta… no estamos preparados para cuando esta nos arrolle de lleno.