Tonga fue protagonista de uno de los eventos naturales más catastróficos que hemos presenciado en años recientes.
La sorprendente erupción volcánica fue capturada en vídeo desde el espacio, y no solo causó varios tsunamis que llegaron hasta el continente americano; la erupción también ha roto el único cable submarino que mantenía a la pequeña nación del pacífico sur conectada al resto del mundo.
Los especialistas a cargo de la reparación han informado que podrían tardar hasta un mes en devolver la conexión a la isla.
El gobierno de Tonga ha advertido que el acceso a Internet se encuentra «caído» después de los eventos de este 15 de enero, asegura Reuters.
Hasta entonces no se conocía la gravedad de la rotura en el cable submarino de telecomunicaciones, pero según la compañía de cable SubCom, tomará hasta cuatro semanas reparar la conexión.
La Alta Comisión de Nueva Zelanda ha notificado en una actualización reciente que se ha logrado establecer un sistema de telefonía móvil provisional. Dicha conexión solo alcanza velocidades de 2G, y cuenta con una capacidad bastante «limitada e irregular», según han informado.
Por su parte, el barco de reparaciones que zarpará de Port Moresby durante el fin de semana tardará hasta nueve días en llegar a Samoa, donde recogerá el equipamiento necesario para efectuar su misión. Una vez hecho este primer viaje; el barco pondrá rumbo a la peligrosa zona de la erupción.
Tonga podría estar un mes sin Internet
Por esto, Samiuela Fonua no se muestra demasiado optimista con respecto al tiempo de reparación del cable submarino de Tonga; asegurando que podría tomar incluso más de cuatro semanas.
En cuanto a la ubicación del cable de telecomunicaciones; Samiuela Fonua declaró que «En realidad los cables están alrededor de la zona volcánica. No sabemos si están intactos o han sido volados o están atascados en algún lugar bajo el agua. Podrían estar enterrados incluso más profundo».
Tonga inauguró su cable submarino de telecomunicaciones hace apenas unos años, en 2018, y está valorado en unos 34 millones de dólares; además, fue financiado por el Asian Development Bank y por el Banco Mundial.
Por supuesto, fue uno de los grandes avances modernos de la isla, y también lo único que la mantenía conectada al resto del mundo, hasta ahora.