En un mundo lleno de estrés, la música se consolida como un recurso poderoso para mejorar el estado de ánimo y promover la salud mental. Diversos estudios han confirmado su capacidad para fortalecer habilidades como el lenguaje y la creatividad, al tiempo que incrementa la felicidad y reduce la ansiedad.
Un estudio de la Universidad de California, realizado en 2009, reveló que la música activa recuerdos específicos; fortaleciendo la conexión emocional con el pasado. Este hallazgo tiene aplicaciones terapéuticas en personas mayores o con trastornos cognitivos.
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Por su parte, la música clásica occidental ha demostrado ser particularmente efectiva en aliviar el estrés y mejorar el estado emocional; según investigadores de la Universidad Jiao Tong de Shanghái.
Además, recientes investigaciones publicadas en Cell Reports han combinado neurociencia y psiquiatría para explorar cómo la música interactúa con las emociones.
Música, memoria y emociones
Un grupo de pacientes con depresión resistente al tratamiento mostró mejoras significativas al sincronizarse las oscilaciones neuronales entre el córtex auditivo y el circuito de recompensa emocional; áreas clave del cerebro.
Sin embargo, los efectos de la música varían según la personalidad y el ritmo elegido, pudiendo incluso dificultar la concentración en ciertos casos.
Aun así, su papel en el procesamiento de emociones como tristeza, miedo o resentimiento es innegable; ofreciendo una alternativa prometedora en el campo de la musicoterapia.
La evidencia científica continúa creciendo, abriendo camino a nuevas aplicaciones clínicas que podrían transformar la forma en que abordamos la salud emocional y mental; reafirmando el impacto positivo de la música en nuestras vidas.