¿Qué tan peligroso confiarle tus problemas personales a la IA?

Foto: Chatbots de IA /cortesía
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La llegada de los chatbots impulsados por inteligencia artificial (IA), ha revolucionado las tareas diarias; tanto en el ámbito personal como profesional.

Herramientas como Gemini o ChatGPT, se han convertido en aliados esenciales gracias a su versatilidad, capaces de generar textos, resúmenes, imágenes, ideas de recetas y más; todo a través de simples indicaciones del usuario.

Disponibles las 24 horas del día, estos sistemas ofrecen una respuesta inmediata a diversas necesidades cotidianas.

Sin embargo, a pesar de su utilidad, es fundamental abordar su uso con responsabilidad. La mayoría de los chatbots son gratuitos, aunque algunos ofrecen funciones avanzadas bajo suscripción premium; lo que implica un costo adicional para acceder a características exclusivas.

Foto: Chatbots de IA /cortesía
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Chatbots de IA

Además, no todos los contextos se benefician por igual de estas herramientas. En el ámbito de la salud mental; por ejemplo, algunos usuarios recurren a los chatbots como una forma de apoyo emocional, tratándolos como una especie de “psicólogos virtuales” para gestionar sus emociones o aliviar crisis temporales.

Aunque esta práctica puede ser útil para quienes buscan compartir pensamientos o recibir orientación, es crucial entender que los chatbots no pueden reemplazar la intervención profesional.

Carecen de la empatía y comprensión emocional necesarias para tratar trastornos mentales.

Foto: Chatbots de IA /cortesía
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Su uso como herramienta terapéutica debe ser visto con precaución, ya que no están capacitados para realizar diagnósticos clínicos ni para tratar condiciones complejas o graves, como trastornos psicóticos o crisis agudas.

En conclusión, los chatbots son valiosas herramientas para la accesibilidad y apoyo inicial en temas de salud mental; pero no deben considerarse un sustituto de la atención profesional.

Son, en su mejor versión, un complemento, no un reemplazo de los expertos en salud mental.

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