En un observatorio de Chile están preparando la cámara digital más grande del mundo para el campo de la astronomía: tiene el tamaño de un vehículo, pesa más de tres toneladas y tiene un sensor de 3 mil 200 megapixeles. Estará trabajando, si todo va bien, en enero de 2023; y será una fuente inagotable de información.
El observatorio Vera C. Rubin (en homenaje a la astrónoma estadounidense que midió la rotación de las estrellas dentro de una galaxia) está en Chile, en Cerro Pachón, entre Atacama y Valparaíso. A más de 2600 m de altitud tiene como compañeros dos observatorios más. Su gran impulso vino cuando en 2008 recibió una donación de 30 millones de dólares de Charles Simonyi y Bill Gates.
Cuando se termine de construir en enero de 2023, albergará un telescopio compacto con unas características inauditas. No será el más largo, porque lo han diseñado para poder moverse rápidamente de un extremo a otro de su recorrido total dentro de una cúpula de 40 m de altura. Tiene tres espejos con un diseño anastigmático que evita las aberraciones que todos sufrimos, en mayor o menos medida, en nuestras cámaras: esférica, coma y astigmatismo.
Sus funciones serán; sondeo de energía oscura y materia oscura, realización de un inventario del sistema solar, explorar el cielo óptico transitorio y cartografiar la vía láctea.
La cámara recogerá absolutamente todo lo que vea este telescopio. El proyecto se lanzó en 2001; el espejo principal se empezó a construir en 2007 y el observatorio en 2015. La cámara es el corazón del sistema, pues permitirá recopilar la información visible del universo que nos rodea.
La cámara digital del observatorio Vera C. Rubin
A los que nos gustan los ‘trastos fotográficos’ nos llama la atención la cantidad de datos que puede generar esta enorme cámara fotográfica con uno de los teleobjetivos más potentes que podemos soñar, con una luminosidad f1,2. Según los cálculos que han hecho, la información que generará cada noche serán 20 TB. Estamos hablando de 200.000 fotografías cada noche y más de 5,2 millones de exposiciones en diez años.
A pesar de esa cantidad de datos ingentes, el software y hardware de la cámara permitirá que el equipo esté trabajando de sol a sol con un mantenimiento mínimo. Por lo que es posible adivinar, esperan que no pare de trabajar al menos en 10 años.
Solo queda esperar y disfrutar de las imágenes que registrará cada noche esta cámara única en el mundo.