Hombre muere tras denuncia falsa para quitarle su usuario de Twitter

Foto: Hombre muere tras denuncia falsa para quitarle su usuario de Twitter / Referencia
Foto: Hombre muere tras denuncia falsa para quitarle su usuario de Twitter / Referencia

Un hombre murió en Estados Unidos al sufrir un infarto durante un operativo policial en su casa, provocado por una falsa denuncia de homicidio. El hecho se produjo específicamente en Bethpage, Tennessee, y fue la consecuencia de una trama retorcida y con ribetes ridículos. La víctima de esta historia fue Mark Herring, de 60 años, quien sufría el acoso de un joven de 20 años que pretendía apropiarse de su nombre de usuario de Twitter, para posteriormente venderlo.

Te puede interesar: Facebook quiere crear un Instagram para niños

El lamentable suceso se produjo el 27 de abril de 2020, pero volvió a ser noticia en las últimas horas. Este miércoles el acosador de Herring, identificado como Shane Sonderman, fue condenado a cinco años de prisión, tras declararse culpable de un acto de conspiración. Según publica The New York Times, Sonderman divulgó los datos personales de Herring en línea para acosarlo bajo una maniobra conocida como swatting.

Compañía de acoso en Twitter

De acuerdo con el informe, Herring se unió a la red social en marzo de 2007 como @Tennessee. La elección de ese handle no fue al azar, sino una demostración de cariño hacia su territorio. Sin embargo, con el correr de los años comenzó a recibir -y rechazar- ofertas para vender su nombre de usuario. Según una de sus hijas, llegó a desechar propuestas de entre 3 mil y 4 mil dólares. De esta manera comenzó este impactante caso de acoso, que trascendió las fronteras de Twitter.

Así es como los caminos de Herring y Sonderman se cruzaron, según explica NYT:

Herring estaba entre al menos una media docena de personas atacadas por Sonderman y sus «co-conspiradores», quienes creaban cuentas falsas en servicios para encontrar usuarios de redes sociales con nombres de usuario pegadizos, dijeron los fiscales. Sonderman y sus cómplices se ponían en contacto con los propietarios y les pedían que se los entreguen para poder venderlos.

Si se negaban, […] los bombardeaban con repetidas llamadas telefónicas y mensajes de texto en una campaña de acoso.