Una empresa hispanoestadounidense compró el avión solar desarrollado por la Suiza Solar Impulse, con el fin de continuar con el proyecto y hacerlo viable para comerciarlo. Además, aunque tiene oficinas en Madrid, España, ubicaron su centro de ingeniería y desarrollo en el aeropuerto de Albacete.
Su avión, no tripulado, de vuelo perpetuo e impulsado por energía solar, realiza vuelos de prueba y consiguió llamar la atención no solo del Ministerio de Defensa español; también del Departamento de Defensa de Estados Unidos y de los Ministerios de Defensa de Francia y Luxemburgo. Todos ellos, según los responsables de la empresa, dieron ya los primeros pasos para formalizar su futura relación comercial con la start-up aeronáutica establecida en Albacete.
Las aplicaciones en las que encaja la aeronave que desarrolla Skydweller no son únicamente militares; también aspira a tener un papel importante en la transición ecológica, en la que se puede intervenir en acciones de salvamento marítimo, en la lucha contra los incendios, e, incluso, puede actuar como una torre de comunicaciones volante capaz de proporcionar cobertura 5G a lugares remotos o en situaciones de emergencia, entre otros escenarios de uso.
Inteligencia artificial y energía solar van de la mano
El gigantesco hangar que se aloja en las instalaciones del aeropuerto de Albacete, en el que Skydweller pone a punto su tecnología, te predispone a encontrarte una aeronave de grandes dimensiones en su interior.
El avión solar de Skydweller tiene una doble ambición; permanecer en vuelo ininterrumpido durante el mayor tiempo posible, y, además, operar de una forma completamente autónoma. Sin piloto y sin la necesidad de ser controlado desde tierra. Su fuente de energía es el sol; por lo que uno de sus componentes más importantes es la matriz de paneles fotovoltaicos alojada sobre sus alas. De hecho, su envergadura responde, precisamente, a la necesidad de instalar sobre las alas una enorme cantidad de células fotovoltaicas.
No obstante, para permanecer en el aire varios meses no es imprescindible únicamente disponer de paneles solares, baterías y motores eléctricos; también es crucial que la aeronave sea tan liviana como sea posible sin que esta premisa de diseño comprometa su integridad estructural. Esta es la razón por la que los ingenieros de Skydweller han optado por recurrir a la fibra de carbono para poner a punto prácticamente la totalidad del armazón del avión.
Los responsables de Skydweller estiman que la mayor parte de los aviones que van a fabricar; volará de forma ininterrumpida entre tres y cuatro meses antes de posarse de nuevo en el suelo
Estas son las aplicaciones en las que quiere marcar la diferencia
El interés que esta aeronave ha despertado en los ministerios de defensa de los países antes mencionados; delata su capacidad de participar en misiones de carácter militar. El avión solar puede ser una herramienta muy valiosa en operaciones de vigilancia y monitorización de extensiones de terreno muy amplias. Tan solo hace falta equiparlo con los radares y los sensores apropiados para desempeñar esta función; aunque, estos equipos no pueden exceder los 400 kg de peso conjunto.
Su capacidad de vuelo autónomo y su polivalencia permiten a este avión solar transformarse en un pseudo-satélite; que también se puede utilizar como una auténtica torre de telecomunicaciones. De hecho, Skydweller propone emplearlo para dotar de conectividad 4G y 5G a lugares relativamente remotos que actualmente carecen de cobertura; también para recuperar las comunicaciones en aquellas regiones que son afectadas por un desastre natural, como, por ejemplo, terremotos, inundaciones o huracanes.
Otra posible aplicación en la que esta aeronave también encaja muy bien es la monitorización de grandes extensiones de terreno; con la finalidad de recoger datos geo-espaciales, controlar infraestructuras, y, lo que si cabe, es todavía más importante, participar en misiones de salvamento marítimo y de extinción de incendios forestales.