En la presentación de los nuevos iPhone de ayer, Apple hizo algo bastante interesante a eventos de ventas. Los nuevos modelos evolucionaron, como era de esperar, pero la gran carga de novedades se produjo a bordo de los modelos Pro. Los iPhone 14 Pro y iPhone 14 Pro Max fueron los grandes beneficiados de una velada en la que no fueron los únicos protagonistas, pero en la que pareció que sí lo eran.
Aparte de por la «muerte» de los modelos Mini, los iPhone 14 y iPhone 14 Plus se convirtieron en los convidados de piedra de un evento que parecía que no iba con ellos. Porque lo que Apple logró ayer fue que sus modelos Pro ahora sean mucho más atractivos, pero también que el iPhone 14 se haya convertido, tres generaciones después de la inversión de tornas, en el modelo más irrelevante. El iPhone 14 Plus al menos es más grande. El iPhone 14 ni eso.
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IPhone 11 devolvió el modelo básico al centro
Ocurrió que Apple comenzó a desdoblar su línea de teléfonos pero hubo un par de años confusos. Especialmente el año de llegada del iPhone XR, cuyo apellido no invitaba demasiado a saber dónde situarlo dentro de la cadena de «éste es mejor que éste otro por esto». La línea de la marca norteamericana se volvió un poco liosa pero todo se corrigió con la llegada del iPhone 11.
Con el iPhone 11 llegaron también los nuevos iPhone 11 Pro y iPhone Pro Max. El estreno de la familia Pro. Pero en aquel año el iPhone 11 fue probablemente el modelo más atractivo. Es cierto que tenía únicamente dos cámaras frente a las tres de los modelos Pro, pero las diferencias entre todos los modelos no eran tan radicales como ahora. Y por precio, el iPhone 11 era (muy probablemente) el gran modelo a comprar de su generación.
Este año, sin embargo, el iPhone 14 se ha quedado en tierra de nadie. Y ha sido este año, y no otro, por diferentes razones. Aunque muy probablemente haya dos que carguen con un mayor peso de culpa que las demás. La primera, la diferenciación del procesador. La segunda, la llegada de la gran inflación. La subida de los precios de los iPhone que pone a más de uno en un brete: acudir a la nueva generación o quedarse en la previa.
El procesador invita a no ver cambios, y lo cierto es que son muy pocos
Ya el pasado año, con los iPhone 13 y iPhone 13 Pro, Apple comenzó a mostrarnos el camino que nos ha llevado hasta hoy. Aquella generación de teléfonos de Apple estrenó el procesador A15 Bionic que ya entonces incorporaba cambios. Los iPhone 13 Pro y Pro Max tenían más potencia gráfica que sus hermanos menores. La razón: un mayor número de núcleos para la GPU de los Pro. El apartado gráfico, tan clave en tantos aspectos.
Este año la diferenciación ha sido aún mayor. El nuevo Apple A16 Bionic ni siquiera está presente en los iPhone 14 y iPhone 14 Plus. Lo que obtienen los dos hermanos menores de la familia es una suerte de Apple A15 Bionic ‘tuneado’. Un overclock que lo que hace es ofrecer un porcentaje de potencia superior, pero tampoco demasiado. No nos volvamos locos.
El nuevo iPhone 14 es (prácticamente) un iPhone 13 vitaminado que invita más a mirar al iPhone 13 Pro
Lo que esto provoca es que el iPhone 14 sea, salvo por otros cambios menos importantes (cuestión de opiniones), en realidad un iPhone 13 algo vitaminado. Ni más ni menos que eso. A no ser que necesites urgentemente contar con la detección de accidentes de tráfico. O que precises de la conexión de emergencia vía satélite. O que vivas en Estados Unidos y quieras tirar a la basura tu tarjeta SIM para pasar a un modelo sin tarjetas.
Quitando esas cosas, difíciles de disfrutar salvo que estés todo el tiempo haciendo viajes de aventura (por favor, no tengas un accidente de tráfico), el iPhone 14 es como un iPhone 13 con una cámara frontal que tiene enfoque automático. Por primera vez en la historia de Apple, todo sea dicho. Así que la cámara para selfies ahora te enfoca a ti y no al infinito.