La NASA tardó dos semanas en realizar estos ensayos en el centro de investigación Langley que se sitúa en la ciudad de Hampton en Virginia, informa el ente en su comunicado.
En el transcurso de estos experimentos, la agencia expuso el hardware del avión a vientos con velocidades que alcanzaron casi 167 km/h mientras que sus hélices funcionaron durante 14 horas. Mientras tanto, se recopilaron valiosos datos operacionales y de rendimiento, utilizando dos ensamblajes de hélices diferentes que habían sido proporcionados por la empresa estadounidense Empirical Systems Aerospace.
La NASA planea instalar 12 motores eléctricos de alta elevación y hélices en la configuración final del X-57 o la llamada modificación IV. Posicionados a lo largo del borde frontal del ala, estos motores y hélices aumentarán la fuerza de sustentación durante el despegue realizado a velocidades bajas.
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Una vez que la aeronave entra en modo de crucero, estos aparatos se desactivan, y las palas de hélice se doblan hacia adentro para prevenir la creación de resistencia adicional. Al mismo tiempo, dos motores eléctricos más grandes situados en las puntas de las alas permanecen activos.
Posteriormente, cuando llega el momento de aterrizar, los motores de alta elevación más pequeños se reactivan, desplegando las palas de la hélice para crear la fuerza de sustentación adecuada.
El objetivo principal que busca conseguir la NASA construyendo el X-57 es compartir con los reguladores el diseño de la propulsión eléctrica y las lecciones aprendidas, a medida que empiezan a surgir nuevos mercados de aeronaves eléctricas. En el marco de este proyecto también se prevé aumentar al 500% la eficiencia de los cruceros de alta velocidad, conseguir emisiones de carbono cercanas a cero y operar vuelos más silenciosos.