¿Recuerdas la película «Matrix»? Hay una escena en la que describen a los seres humanos como «baterías humanas». Es cierto, generamos electricidad, aunque a muy bajos niveles. Pero aun eso se puede aprovechar. La energía del cuerpo humano puede cargar aparatos. Tal vez no sea necesario usar cargadores para el celular en el futuro: lo harás tú mismo.
En el calor del ambiente
Fueron los científicos de la Universidad Nacional de Ciencia y Tecnología de Moscú quienes lo idearon. Es un nuevo tipo de células térmicas y dispositivos que convierten el calor en electricidad. Los resultados se publicaron en la revista Renewable Energy. Permitirá crear baterías de aparatos electrónicos portátiles que se alimentan a partir del calor del ambiente. Se pueden incrustar, por ejemplo, en la ropa. Las células termoelectroquímicas son dispositivos pequeños que producen electricidad. Lo hacen a partir de la energía de las diferencias de temperatura entre distintos objetos o ambientes.
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Los científicos del MISiS estudiaron un nuevo tipo de células térmicas. Usa los electrodos de óxido metálico y electrolitos acuosos. Esta solución permite aumentar la corriente y reducir la resistencia interna. Y proporciona un aumento de la potencia en comparación con otros similares.
«Lo hemos demostrado. Es posible utilizar un electrodo de óxido de níquel basado en microesferas de níquel huecas en una célula térmica». Así lo asegura Ígor Burmístrov, experto principal del estudio. Alcanzó un récord para los electrolitos acuosos en el efecto Seebeck . Es el que mide la conversión de diferencias de temperatura directamente a electricidad.
Usos comerciales
El alto valor del coeficiente de Seebeck permitirá utilizar incluso el calor del cuerpo humano como fuente de energía. ¿Qué pasará en el futuro? Los científicos pretenden crear un supercapacitor electroquímico. Se cargaría por simple contacto con superficies calientes, manteniendo la carga durante mucho tiempo. Reduce el costo de fabricación y aumenta la seguridad de las células. A corto plazo se convertirá en sistemas comercialmente atractivos, creen los científicos.
«Los materiales que diseñamos permitirán, por ejemplo, crear baterías electrónicas incorporadas a la ropa. Los gradientes de temperatura nos rodean por todas partes. Los dispositivos de este tipo ayudarán a extraer la energía dispersada. Está en el medioambiente; hay instalaciones industriales, edificios y muchas otras fuentes sencillas y gratuitas», explicó Burmístrov. La energía del cuerpo humano puede cargar aparatos. Es lo más cercano a “gratuito” que uno puede pensar.
La célula termoelectroquímica desarrollada puede proporcionar un voltaje de circuito abierto de hasta 0,2 V. Según los autores del estudio, es de 10 a 20 veces más alto que los desarrollos similares.
En el futuro, los científicos pretenden aumentar la potencia de salida optimizando la composición del material de los electrodos y mejorar el diseño de la célula