Si hay un iPad que merece soporte para el Apple Pencil es sin duda el iPad Mini. Pequeño, ligero (apenas 300 gramos de peso) y fácil de sujetar con una sola mano, parece el dispositivo ideal para anotar o dibujar. Pero han tenido que pasar tres años y medio para que Apple se decida a llevar el accesorio a su tableta más diminuta.
Tres años y medio llenos de incertidumbre, además, porque mientras los iPad de otros tamaños recibían actualizaciones periódicas el Mini parecía abandonado y casi listo para desaparecer del catálogo de la empresa.
Ha vuelto, ahora, por la puerta grande. El pasado lunes 18 Apple anunció una nueva versión de la tableta con soporte para Apple Pencil y su último procesador, el A12 Bionic que tienen los iPhone de última generación. No llega sola. La compañía también ha anunciado un nuevo iPad Air de 10,5 pulgadas de tamaño que es en cierta forma el sucesor del primer iPad Pro lanzado en el año 2015.
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El iPad Mini, no obstante, es tal vez el dispositivo más interesante de los dos porque abre el iPad a nuevos casos de uso.
He estado probando el dispositivo durante los últimos dos días y aunque es poco tiempo para hacerse una idea clara del mismo, es suficiente para darse cuenta de que el soporte para el Pencil le sienta bastante bien. La jugada se parece en cierta forma a la que Apple hizo el año pasado con el iPad convencional, que se mantendrá a la venta al mismo precio que tiene ahora.
Este iPad Mini, como el iPad del año pasado, no tiene la misma velocidad de refresco de pantalla que los modelos Pro y por tanto la experiencia a la hora de dibujar o escribir no es exactamente la misma, pero se acerca lo suficiente como para ser una buena alternativa para artistas digitales o estudiantes que no pueden o quieren invertir en un dispositivo de mayor precio.
La ventaja del iPad Mini es, además, que su pequeño tamaño permite a muchos usuarios sujetarlo con una sola mano y dibujar o tomar notas en cualquier lado, sin tener que apoyar la tableta sobre una mesa o en el regazo. Es tan compacta que cabe en el bolsillo de algunas chaquetas.
Esto va a permitir usar la tableta en muchas situaciones en las que hasta ahora la única alternativa era usar un viejo Mini con otros punteros digitales para pantallas capacitivas con menor precisión y control que el que ofrece el Apple Pencil.
Aunque no tiene la velocidad de refresco de los iPad Pro, la pantalla del Mini tiene motivos para presumir. Sigue siendo la de mayor densidad de píxeles de la gama iPad, por ejemplo, con 326 puntos por pulgada. Su pantalla, de 7,9 pulgadas de diagonal, muestra 2048 x 1536 píxeles. Es también un 25% más brillante que la del anterior iPad Mini de 4ª generación y muestra un 25% más de colores (certificación P3) que además se adapatan a la iluminación ambiente gracias a TrueTone, una función que varía la temperatura de color de forma automática.
De hecho, este es tal vez el mayor problema al que se enfrenta la gama iPad ahora mismo. Son máquinas tan optimizadas y depuradas a estas alturas que los saltos generacionales apenas se notan. Añadir soporte para el Apple Pencil y algo más de potencia en ciertas tareas de inteligencia artificial o realidad aumentada es lo que da a este nuevo Mini una razón de ser. Para un uso básico el rendimiento del modelo anterior (¡lanzado en 2015!) sigue siendo bastante notable. La autonomía en este nuevo modelo es un poco mayor y supera las 10 horas de uso continuo para tareas
A pesar de contar con soporte de Apple Pencil hay todavía varias características que diferencian al iPad Mini (y el Air, aunque este último aún no he podido probarlo) de la gama Pro. La pantalla de menos prestaciones es una, como ya hemos dicho, pero también la cámara trasera, de sólo 8 megapíxeles y limitada en grabación de vídeo a resolución Full HD, la ausencia de FaceID (utiliza el lector de huellas dactilares TouchID para identificar al usuario) y la presencia del puerto Lightning en lugar de una conexión USB-C.
Pero a cambio el precio es también mucho menor. El nuevo Mini cuesta 449 euros en su versión básica, de 64 GB de capacidad, frente a los 879 euros que cuesta el modelo Pro más pequeño. Como en ocasiones anteriores, Apple ofrece también una versión con soporte para conexión a redes de telefonía 4G que ahora puede utilizarse con tarjetas eSIM además de incluir una ranura para SIM convencional.
Por ese precio, el iPad Mini es una pequeña gran tableta, capaz de hacer muchas de las tareas que normalmente se le exige a un ordenador doméstico, con una impresionante colección de apps y con la comodidad de poder llevarla fácilmente encima.