Moon Ribas puede estar a diez mil kilómetros de distancia de un desastre natural y vivirlo en primera persona. No se trata de una percepción extrasensorial paranormal, sino la consecuencia irrefrenable de los avances tecnológicos.
Esta artista de vanguardia catalana y activista cyborg lleva un sensor sísmico en los pies con el que puede sentir terremotos. A mayor magnitud en la escala Richter, mayor vibración. Experimenta en sus carnes el sufrimiento de la madre Tierra y el de cientos de seres humanos afectados por catástrofes, todo a través de un microsensor conectado a Internet.
Ser un cyborg es algo más común de lo que parece. En su experiencia robótica le acompaña Neil Harbisson, un hombre con acromatopsia que lleva adherida a la frente una antena receptora de frecuencias de colores, que se transforman en impulsos audibles como si fueran notas musicales.
Ambos forman parte de la Fundación Cyborg, una asociación activista que creó y difundió en 2016 una lista de derechos civiles y libertades para híbridos humano-robóticos. “Libertad morfológica” o “igualdad para mutantes” son algunas de las premisas que promueven en su página web.
Ribas será una de las protagonistas de la IFA+ Summit 2018, una de las mayores ferias comerciales de electrónica de consumo y electrodomésticos, que se celebrará en Berlín entre el 31 de agosto y el 5 de septiembre. Allí presentará algunas ideas con las que el ser humano podría expandir sus capacidades sensoriales. Le acompañarán personalidades de la talla del neurocientífico Stephen D. Larson, quien ha ideado un modelo de organismo virtual que comprende los sistemas cerebrales complejos; el ex-campeón de ajedrez Garry Kasparov o la CEO de Voom, Uma Subramanian.
Con información de: QUO.
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