¿Quién no se ha divertido con las orejas de perrito en Instagram? Quizás también te gustan otros filtros faciales, pero poca gente sabe cuánta tecnología hay detrás de esa divertida máscara.
En la actualidad, usamos la realidad aumentada para enriquecer nuestra percepción del mundo. Podemos atrapar Pokemones o ponernos una corona de flores.
Sin embargo, esta tecnología también sirve en cuestiones de educación, investigación, medicina y diseño.
Van Krevelen explica que los inicios de la realidad virtual se dieron en la década de los 60 en la Universidad de Harvard y poco tiempo después fueron retomados por la NASA. Pero, ¿cómo llegó esto a ser un lindo hocico de perrito?
Snapchat fue pionero en comprar esta tecnología para adaptarla en tiempo real, reporta Vox. Antes ya se había hecho, pero nunca al alcance de tu celular. Después Instagram y Facebook replicaron el modelo.
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La patente explica que para detectar un rostro, la computadora procesa el contraste de las áreas por colores. Es decir, la luz que naturalmente te cae en la cara; por ejemplo, tu nariz y tus pómulos siempre van a estar más iluminados (pregúntale a cualquier experta en maquillaje).
Luego, se calcular la proporción del rostro mediante varios modelos que ya se han procesado. La máscara quizás no te quede perfecta, pero la tecnología intentará adecuarla al rostro mediante el análisis constantes de la luz.
Así que si alguna vez tu filtro detecta una cara en la pared, no es un fantasma. Es un errado cálculo relacionado a la iluminación del cuarto.