¿Quién no ha malinterpretado alguna vez una conversación de WhatsApp? La mayoría de los mensajes de texto no se caracterizan por su buena ortografía y respeto a las reglas gramaticales. Pero, según los investigadores de la Universidad de Binghamton (EEUU), estas no dejan de tener su función. El estudio, publicado en la revista 'Computers in Human Behavoir', descubrió que los mensajes que llevan punto final son sistemáticamente percibidos como menos sinceros.
Todo lo contrario de lo que sucede con los que terminan con un signo de exclamación. Para llegar a esta conclusión, un equipo, coordinado por Celia Klin, profesora asociada de Psicología, pidió a un grupo de voluntarios que valoraran una serie de breves intercambios. Dichas conversaciones, registradas tanto en papel como por teléfono, consistían en invitaciones seguidas de una pequeña respuesta, que unas veces terminaba en punto y otras no.
Los investigadores descubrieron que, en el caso de los 'whatsapps', la presencia o ausencia del punto influye marcadamente sobre la percepción de sinceridad, lo que no ocurrió con los mensajes de papel. Para Klim, esto demuestra que la puntuación influye en la forma en la que interpretamos los mensajes. "Cuando la gente conversa cara a cara hay mucha información social y emocional que puede ser fácilmente transmitida con la mirada, expresiones, el tono de voz, pausas, etc.", recordó la investigadora a 'BBC'.
"Pero obviamente esos mecanismos no están disponibles cuando se emplean mensajes de texto. Entonces, tiene sentido que la gente utilice lo que tiene a mano: emociones, errores de ortografía voluntarios que imitan sonidos particulares y, según nuestros datos, también signos de puntuación", comenta. Se trata, sostiene la investigadora, de un nuevo ejemplo de cómo la gente, acostumbrada como está a tener conversaciones complejas y llenas de matices, adapta las herramientas a su disposición.
Estás siendo grosero y no lo sabes
Tradicionalmente, el signo de puntuación neutral por excelencia era el punto final y no tenía ningún significado emocional. Su única función era la de marcar el final de la frase. Pero cuando ese signo pasa a no significar nada, entonces adquiere significado emocional por sí solo. Semánticamente, añade el marcaje del final de la conversación de una manera mucho más explícita y evidente de lo normal. En determinados contextos, y dependiendo del tono de la conversación, ese final explícito será interpretado como brusquedad. En otros, como hartazgo, sarcasmo, agresividad o seriedad.
Lo más normal es que en la práctica, el punto y final desaparezca de los mensajes de texto. ¿Qué necesidad hay de marcarlo en una frase con un signo extra si ese final es obvio? Este ha sido sustituido por la flecha de "enviar". Aunque hay algunos casos que denotan otras cosas. La primera de ellas sirve para poner fin a la conversación de una manera mucho más brusca de lo normal.
No es lo mismo acabar una frase dando enviar que acabarla con punto final, por ejemplo:
"-¿A qué hora sales de trabajar?"
"-A las 19:00" (aquí se dice a la hora que termina la jornada de una forma normal y cordial y seguramente la persona te contestará con un "vale" o "te veo después".
"-¿A qué hora sales de trabajar?"
"-A las 19:00." (de este modo equivale a "ya te lo he repetido varias veces y estoy cansado de hacerlo").
Además, el punto final es una excelente manera de marcar el final de una conversación en aquellos casos en los que ninguno de los dos interlocutores sabe quién debería ser el que la cierre.