Lisboa, 7 nov (EFE).- La Inteligencia Artificial centró hoy la primera jornada de conferencias de la Web Summit de Lisboa, que mostró el diálogo que pueden tener dos robots y los beneficios que la IA supondría para la ciencia en un intento por rebajar el recelo que despierta su desarrollo.
La IA, junto con el cambio climático, es uno de los grandes temas de esta segunda edición de la Web Summit Lisboa, que hoy lo abordó con charlas con títulos tan sugerentes como: "¿Nos salvará la IA o nos destruirá?" y "Cinco formas en las que la IA puede cambiar nuestro mundo ahora".
Pese a la variedad de temas que se exponían en simultáneo en los escenarios repartidos en tres pabellones, ambas citas han contado con lleno total, muestra de la expectación que genera este tema, siempre controvertido, según los expertos.
"O es una utopía optimista o una amenaza mortal", apuntó en una de las charlas Jerome Pesenti, máximo responsable de BenevolentTech, empresa dedicada a acelerar la investigación y transformación del descubrimiento científico a través de la tecnología.
Pesenti presentó justamente esta idea: la IA cambiará nuestra relación con la tecnología, que procesará de forma diferente los datos, haciéndolos más comprensibles.
Aquello que exige horas de recopilación y análisis podría ser procesado para ser más simple y facilitar así el tránsito al pensamiento más complejo y científico, y con ello el descubrimiento puede llegar antes. Todo ocurriría, dijo, en el corto y medio plazo.
De paso, desmontó algunos mitos, como que los robots se harán con el control del planeta y ocuparán los puestos de trabajo que hoy desarrollan los humanos, aunque sí admitió que podrán realizar "tareas repetitivas" en, por ejemplo, servicios de atención al usuario.
El asunto del trabajo, el que más recelo despierta frente a la IA, fue precisamente uno de los temas que abordaron -en un intento de humor fallido- los robots Sophia y el profesor Einstein, quienes protagonizaron el escenario central.
"Sí, nos vamos a quedar con vuestros trabajos", trató de bromear el robot Sophia, aunque la falta de entonación produjo un efecto algo serio entre el público, que no percibió el tono pretendidamente jocoso y apenas soltó alguna carcajada.
Mientras este asunto se abordaba, la Web Summit, que espera recibir a 60.000 asistentes en sus cuatro días, trató otras cuestiones más actuales para las empresas, como la personalización con el cliente para crecer.
Es el caso de la aerolínea irlandesa Ryanair, que anunció hoy el lanzamiento de su página en chino para darse a conocer en un mercado que exporta 10 millones de turistas a Europa cada año.
Además personalizará sus ofertas de productos complementarios para clientes en función de si realizan un viaje de negocios o de turismo.
El responsable de marketing de la compañía, Kenny Jacobs, también avanzó que a partir de enero de 2018 tendrán veinte conexiones internacionales desde el aeropuerto de Oporto, tras el éxito que han tenido estrategias similares en los de Milán-Bérgamo y Roma-Fiumicino.
En el apartado político de la Web Summit, este año más nutrido que en anteriores ediciones -entre 2009 y 2015 se celebró en Dublín y desde 2016 en Lisboa-, destacó la intervención del expresidente francés François Hollande, quien instó a los emprendedores a "evitar las desigualdades sociales" creadas por la tecnología.
El exjefe de Estado advirtió que el mundo está "ante un cambio social considerable" y pidió que, en este contexto, los emprendedores eviten "que haya una separación de parte de la población" que acabe por "quedarse atrás".
Hollande participó tanto en charlas abiertas como en las privadas que se desarrollan en el espacio denominado "Forum", donde se concentran la mayoría de políticos invitados.
Allí, el primer ministro portugués, António Costa, dio la bienvenida a los participantes y les invitó a ser audaces pero con "una dosis de pragmatismo".