Hay un refrán que dice: «Perro que come huevos, ni quemándole el hocico». Y esto se aplica en la vida real, especialmente con los malandros. En Somotillo la noche del martes 20 de agosto, un sujeto intentó volver a robar en el mismo lugar, pero no se esperaba que dos mujeres lo estarían esperando con bates de béisbol, no para jugar, sino para darle una merecida lección.
El intento de robo ocurrió en una vivienda ubicada en la comunidad Santa Eulalia del municipio de Somotillo, en el departamento de Chinandega. Este lugar ya había sido un objetivo recurrente para el ladrón. Cansadas de ser víctimas, enfurecidas y con valor, las mujeres esperaron a que llegara el delincuente.
El hombre quedó claramente grabado en las cámaras de seguridad cuando intentó entrar a robar en la vivienda con una navaja. Las mujeres actuaron de manera defensiva para detenerlo, y tuvo que ser llevado a un hospital, aunque no pasó mucho tiempo allí.
Ya había robado, pero lo volvieron a agarrar en una casa.
No habían pasado ni 24 horas cuando el delincuente, envalentonado, intentó nuevamente cometer un robo. Como dice el refrán, «el que persevera alcanza», pero esto no aplica en acciones ilícitas.
Bandido en Somotillo no se sale con la suya
El delincuente llegó, inspeccionó el lugar y ejecutó su plan, que parecía perfecto. Tenía lista una barra, una escalera y hasta una hamaca para descansar de los daños de la noche anterior. Sin embargo, no se percató de que lo estaban esperando, y fue sorprendido y casi linchado por sus víctimas nuevamente. El hecho ocurrió a 300 metros al norte del hospital de Somotillo.
Fue entregado a la Policía Nacional para que responda por los robos cometidos. La gente ya no lo aguanta, y en la próxima ocasión, podría no terminar en un hospital ni en una cárcel.