Hay frase que es una realidad y que cada ser humano enfrenta, “uno sabe donde nace, pero no donde va a morir”; eso le paso a un obrero de las minas artesanales en el municipio de San Ramón, Matagalpa, quien la tarde del miércoles 26 de julio murió aplastado por una enorme roca; mientras realizaba trabajo de extracción material mineral.
Cornelio Hernández, de edad no precisada, originario de San Andrés de Bocay del departamento de Jinotega; es la víctima mortal. Este tenía varios meses que había llegado a la Comunidad La Reina en el municipio de San Ramón; a ejecutar trabajo en la minería artesanal que hay en esa zona.
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Según logramos conocer el fallecido de San Ramón ya presentía la muerte, ya que dijo que hoy llegó al punto y le dijo a los amigos que hoy no quería trabajar en el día, que mejor la haría por la noche. Después de varios minutos decidió entrar al hoyo donde él trabaja en compañía de otro joven; sin imaginar que lo esperaba la muerte.
Estiben Antonio Aguirre Hernández fue la persona que estaba con él a la hora del percance. «Estábamos trabajando, lo miré como cansado o pensativo. Le dije, presta, te voy a ayudar, él se fue a hacer sus necesidades en un lugar donde vamos. De repente escuché un sonido, corrí a ver, al inicio solo miré una gran piedra; después miré una de sus manos. El resto del cuerpo estaba debajo de la piedra»; narró el testigo de San Ramón.
«Yo le hablé, pero no contestaba, entonces corrí hacia afuera del hoyo a buscar ayuda. Entre varios logramos quitarle la piedra de encima; pero ya no había nada que hacer, estaba muerto”, puntualizó el joven en San Ramón.
Jose Boanerges Tinoco Herrera, es otra de las personas que conoció al fallecido. “Ya teníamos varios días de estar trabajando juntos, siempre habíamos hablado de lo peligroso que es trabajar en estos sitios. Uno aquí al entrar en esos hoyos no sabes si vas a salir y lamentablemente la desgracia fue con él”, declaró.
Hasta el lugar llegaron miembros de la Policía Nacional y Medicina Legal para realizar las investigaciones del caso.
Aunque la víctima era originaria de Jinotega su esposa vivía en la zona de Matiguás, hasta donde fue trasladado su cadáver para darle una digna sepultura.