Dolor, angustia y agonía son palabras asociadas a los accidentes de tránsito. Eso fue lo que vivió Severiano Asunción Rodríguez Romero de 58 años de edad, motorizado, quien terminó bajo las enormes llantas de una cisterna. Su pie quedó cercenado.
El pan en la mesa lo garantizaba siendo repartidor a domicilio. Ese 12 de agosto del año 2022, regresaba de realizar una entrega en Ciudad Sandino, cuando pasó el hecho que le cambiaría la vida.
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«Esa camioneta que tenía de frente, esperando la verde, arrancó. Lo mismo hago yo, pero de repente frena. Yo para no pegarle, me hago a la derecha para quedar en medio de la cisterna y la camioneta, pero le pego a la camioneta, resbalo y me avienta a la cisterna. Y fui a caer a las llantas traseras de la cisterna y es ahí donde la cisterna pasó encima de mi moto y de mi pierna«; dijo el motorizado sobreviviente a este accidente.
En sus 25 años de conducir motocicleta, jamás había visto un daño de esa magnitud y ser el principal protagonista.
«El Señor me salvó»
«Solo pienso que Dios se movió, pues ahí, el Señor estuvo conmigo y Él me salvó, porque al pasar por encima de la moto, del tanque y el manubrio lo apachurró, unió uno con el otro, unió el derecho con el izquierdo. Era para que pasara en mi cuerpo, pero en los planes de Dios no era para que muriera«; expresa Don Severiano.
Recordar ese día, conmueve a nuestro sobreviviente porque asegura que fue sobre el pavimento que se aferró a la vida. «Tenía reventada mi nariz, no supe en qué pegue, si fue en la misma camioneta que me resbalé, porque el casco quedó desbaratado y fue sangrado en la nariz. Lo que se me vino a la mente fue tragarme la sangre porque si no iba a ahogarme«; refiere el motorizado.
«Yo sentía que me desmayaba, sentía que el corazón se me paraba. Era un dolor terrible, yo decía que en cualquier momento me voy a desmayar. En ese momento yo le claudiqué al Señor. Le clamé, le dije Señor, que se haga tu voluntad, mi alma es tuya, mi vida es tuya, que sea tu voluntad«; agrega.
Un proceso duro de recuperación para este motorizado
«Le clamé y le clamé al Señor y sentí paz. Muchos que se quiebran el pie, en cosa de 10 minutos se desangran y se mueren, y los mismos tendones hicieron un torniquete. La sangre no salió, yo no sangré, la gente estaba admirada porque yo no sangraba«; indica Don Severiano.
Posteriormente, entró a la sala de un hospital Fernando Vélez Paiz, en Managua, más muerto que vivo.
«Yo entré, me metieron al quirófano. Yo iba consciente cuando escuché, le vamos a inyectar la columna para dormirlo, para hacerle operación»; relata el motorizado, que hoy vive para contar esta historia.
«Desperté cuando ya estaba en sala de recuperación. Me despierto alegre porque digo, estoy con vida, Dios mío. Yo sentía mi pierna, porque no sabía que le queda un pie fantasma a uno, pero cuando la muevo, no veo mi pierna. Pero para mí la alegría era que estaba con vida, eso fue secundario, dije yo una pierna, pero tengo el resto de mi cuerpo, voy a seguir adelante«; señala.
Prevención de accidentes en Nicaragua
En Nicaragua, ha aumentado la cantidad de motos en las calles, la mayoría de estos conductores son jóvenes sin mucha experiencia de manejo y son estos mismos, los que tienen más posibilidades de sufrir daños cerebrales si no utilizan el casco correctamente.
Estadísticas internacionales demuestran que la posibilidad de un accidente mortal para el usuario de un vehículo de dos ruedas es 13 veces mayor que para el conductor de un vehículo de 4.
Este gran hombre, motorizado, no le da lugar a la depresión. A medida que pasan los días se muestra más fuerte y confiado, se congrega en la iglesia y se promete a seguir dando lo mejor como esposo, padre y amigo; claro, siempre bajo la bendición de Dios.