La juez declaró culpable por el delito de ASESINATO AGRAVADO a Rogelio Flores Zeledón; acusado por el sangriento crimen ocurrido el 12 de julio en perjuicio de Guadalupe del Carmen Melgara Saldívar, de 33 años de edad, y su hija de iniciales E.Y.G.M. de 12 años; en la comunidad de Guapinolón, municipio de Murra, departamento de Nueva Segovia.
De acuerdo con la valoración médica, las víctimas fallecieron por causa directa de destrucción de los centros vitales cerebrales; más trauma cráneo-encefálico severo en politraumatismo y heridas por arma blanca de tipo contuso-cortantes en cráneo-cuello.
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En el juzgado de distrito penal de juicio de Nueva Segovia, a cargo de la titular Verónica Fiallos Moncada, se hizo presente el licenciado Luis Alberto Mena, representante del Ministerio Público; y el licenciado Howard Joya Díaz, en representación de la Defensoría Pública y defensor del señalado.
En la etapa de debate de pena, el fiscal Luis Alberto Mena solicitó prisión perpetua revisable. En tanto, el abogado defensor Howard Joya Díaz pidió 30 años de prisión. La judicial doctora Verónica Fiallos Moncada leerá la sentencia en los próximos días.
El expediente acusatorio indica que el 12 de julio del presente año, aproximadamente a eso de las 7:30 a.m., en la vía pública de la comunidad El Guapinolón, jurisdicción del municipio de Murra, en Nueva Segovia; el reo Rogelio Flores Zeledón portaba en una de sus manos un arma blanca tipo cutacha; cuando circulaba a pie en compañía de su sobrino de iniciales D.I.P.Z., quien portaba en una de sus manos un arma blanca tipo cutacha.
Fue el adolescente quien observó que la niña (víctima) transitaba a pie por el lugar en compañía de su mamá (víctima). Fue entonces que el acusado Rogelio Flores Zeledón detuvo la marcha en compañía del adolescente.
Seguidamente, el acusado y su sobrino se ubicaron frente a ellas; ya que el camino era estrecho, expresándole el adolescente a la señora Guadalupe; «Y entonces, Lupe, ¿qué has pensado con la paga de la yegua que nos mataron? Si la pagas, las perdonamos.»
La víctima Guadalupe del Carmen Melgara Saldívar, quien llevaba un pedazo de madera con características aún desconocidas; le dijo al adolescente: «A mí no me importa, yo no he perdido nada, y además eso ya pasó hace tiempo. Apártense que nosotras vamos a trabajar», para intentar continuar su marcha; lo que fue impedido por el adolescente y el acusado Rogelio Flores Zeledón; quienes actuaron de forma conjunta y con voluntades previamente concertadas.
Primeramente, Rogelio Flores Zeledón, con un arma blanca tipo cutacha y con pleno conocimiento de la acción que iba a ejecutar; en presencia de su hija, valiéndose de las relaciones desiguales de poder y con una conducta llena de misoginia; «el odio y desprecio hacia la mujer», le lanzó un machetazo con dirección al rostro a Guadalupe; circunstancia por la cual la víctima, en aras de salvaguardar su vida, haciendo uso del trozo de madera que llevaba en una de sus manos; lo levantó hacia arriba con ambas manos en señal de defensa, impactando el machetazo en el pedazo de madera.
Esta circunstancia fue aprovechada por Guadalupe para salir corriendo con dirección sur. Fue así que el acusado, valiéndose de que la víctima era una persona vulnerable por ser una mujer; le dio persecución y le propinó múltiples machetazos en diferentes partes del cuerpo.
Seguidamente, el adolescente le lanzó a la niña un machetazo con dirección a la cabeza; el cual la niña logró esquivarlo colocando, en defensa de su vida, su mano derecha. De inmediato, salió corriendo, pero fue alcanzada por el adolescente; quien procedió a lanzarle un machetazo que le impactó entre el muslo y la pierna izquierda.
Aun así, la niña continuó corriendo para proteger su vida; sin embargo, el adolescente continuó dándole persecución y le propinó varios machetazos en diferentes partes del cuerpo, cayendo la niña al suelo boca abajo.
Mientras tanto, su tío Rogelio Flores Zeledón continuaba dándole persecución a Guadalupe del Carmen Melgara Saldívar; y le lanzaba varios machetazos en diferentes partes del cuerpo; lo que ocasionó que cayera inconsciente al suelo, aproximadamente a 2.60 metros de distancia de donde se encontraba la niña.
La niña, aún con vida, gritaba: «¡Ay mamá, ay mamá!», razón por la cual el acusado Rogelio Flores Zeledón, al escuchar a la menor; usó el machete que portaba en una de sus manos y le propinó varios machetazos en diferentes partes del cuerpo; logrando el acusado y el adolescente su objetivo de privar de la vida a la niña y su madre, para luego huir ambos del lugar con dirección desconocida.