La madrugada del jueves 20 de marzo, el destino fue cruel con la familia Mora. Itzel Aurora Mora, de 34 años, perdió la vida trágicamente al ser atropellada por un conductor que, tras cometer el hecho, se dio a la fuga en los semáforos del Mercado Iván Montenegro.
La vida de Itzel se apagó en un instante, pero su amor incansable por sus hijas y su lucha constante por su bienestar siguen siendo la esencia que perdura.
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A sus 34 años, Itzel era una mujer de familia, dedicada a sus tres pequeñas hijas, de 11, 12 y 5 años. Como vendedora ambulante, se levantaba temprano y recorría los mercados de la capital, ofreciendo productos de ropa interior para damas y caballeros. Pero lo que definía su vida no era solo su esfuerzo en el trabajo, sino su entrega total a su rol como madre.
Su padre, César Mora, la recuerda con profundo amor y gratitud: “Ayer, hasta antes de irse, como a las 7 de la noche, estuvimos platicando normal, como un padre con su hija. Plática cotidiana, consejos que nunca faltan… siempre le daba palabras de aliento, de ánimo, para que siguiera adelante. Había algo que la impulsaba: sus hijas, sus niñas”.

Fatal atropello de Itzel Mora en Managua
Esas palabras se transforman hoy en un faro de esperanza y valentía para las hijas de Itzel, quienes, a pesar de la tragedia, llevan el legado de su madre en su memoria y su corazón.
El vacío que deja la partida de Itzel es indescriptible. Tres niñas huérfanas enfrentan un futuro incierto sin el amor y el refugio de su madre.
La familia de Itzel sigue buscando respuestas, pero lo que más pesa en este doloroso momento es la pérdida irreparable de una mujer que vivió por y para sus hijas.

Hoy, la familia Mora encara un futuro marcado por el luto y el dolor, pero también por el amor que Itzel cultivó con tanto esmero a lo largo de su vida.
Que su memoria, su sacrificio y su amor maternal sigan iluminando el camino de sus pequeñas, y que, más allá de la tragedia, la esperanza se mantenga viva en cada uno de ellos.