El cansancio y la velocidad le hicieron una mala jugada a un joven de 28 años un 19 de septiembre del año 2020. Han pasado tres largos años en el que Marcos Márquez ha aprendido a sobrevivir con ese mal recuerdo, luchando con la depresión, la ansiedad y el giro enorme que ha dado su vida.
«Yo ese día estaba saliendo del trabajo. Yo trabajo en el aeropuerto como oficial de policía, pues resulta que ese día yo estaba saliendo de un turno y cuando iba por La Subasta yo sufrí una pequeña descompensación de unos tres segundos y cuando vuelvo en sí, tenía un vehículo de frente, en el cual me estrellé»; relató Marcos Márquez.
«Y del impacto caí al carril de en medio y lastimosamente venía un furgón y me arrastró con todo y mi moto«; recuerda.
El impactar contra el vehículo y ser arrastrado por el furgón por varios metros, hizo que Marcos fuese a parar a las salas de hospital Carlos Roberto Huembes; con dos fracturas en su pierna derecha. Recuerda que su familia fue su motor para salir adelante.
Un accidente terrible que pudo acabar con su vida
«Fue un momento terrible, no me lo esperaba. Recuerdo cuando impacté lo primero que se me vino a mi mente fue mi familia, porque pensé que no iba a sobrevivir. Yo nunca perdí el conocimiento y muchos conductores bajaron de sus vehículos a ayudarme y del dolor me puse a llorar hasta que llegó la ambulancia«; continuó relatando.
La muerte rondaba la vida de Marcos y se apoderó de sus pensamientos, pero lo que no sabía es que Dios le estaba dando una segunda oportunidad de vida para testificar su milagro.
«Cuando piso el hospital el dolor era insoportable, me ponen medicamento inyectado y no sabía que era alérgico a eso que me pusieron y lo primero que me hace es bajarme la presión y me solté en vómito. Cuando logran estabilizarme, el doctor me dijo que tenía dos fracturas, fémur y una en la tibia, eran bastante graves porque una de ellas podía perforarme una vena y podía morir desangrado»; destacó.
«Emocionalmente, yo estaba mal porque me miraba en esas condiciones. También estaba asustado y al rato llegó mi madre y verla ahí conmigo me sentí débil y frágil«, relató Marcos.
Una recuperación lenta pero segura para Marcos
Fue un largo mes que pasó en el hospital internado.
Con ayuda de los doctores y su familia pudo volver a casa en silla de ruedas, pasaron los meses y pudo empezar a caminar primeramente con un andarivel y luego con muletas hasta llegar a apoyarse con un bastón.
«Pensé que no iba a sobrevivir y yo solo le pedía a Dios que me diera otra oportunidad«; agregó Marcos.
Las varillas que atraviesan su piel y penetran su hueso lo han acompañado durante todo este tiempo.
De esta forma, el año 2020 se detuvo para Marcos. Este proceso lo llevó a valorar el amor de sus seres queridos, sobre todo el de su madre; quien tuvo 10 hijos y él es el tercero.
«Yo recibí una llamada y me dieron la noticia que mi hijo estaba accidentado y yo me quedé en shock, mis compañeros de trabajo me hablaron y me ayudaron a movilizarme hacia el hospital. Verlo ahí a mi hijo mal, quejándose del dolor, me partió el alma, pero se lo encomendé a Dios y aquí me lo tiene con vida»; relató su mamá, Doña Juana Oconner.
Sin duda Marcos no solo perdió una parte de su cuerpo, sino su esencia. Pero hoy está floreciendo a través de la resiliencia, la fuerza, la fe y la esperanza.