Con sollozos, indignados y apesarados se muestran familiares y vecinos de Lisseth Suárez Orozco, quien fue asesinada el pasado sábado por Ramiro José Urbina Reyes, después de 8 años de relación. Este es un caso de femicidio.
«Yo que la vi en el piso, fue algo impactante para mí. Nunca pensé verla en esas condiciones, muy doloroso para mí»; dijo Cinthia Karina Orozco, hermana de la víctima.
«Matar una mujer que no se lo merecía, cuántos vagos ladrones andan en la calle y una mujer trabajadora honesta, honrada, no merece morir. Imagínese qué triste esta Navidad para sus hijos. Su familia que quedaron solos, quien va a ver por esa niña de dos años»; dijo una vecina que prefirió el anonimato.
Una vez cometido el crimen, Urbina huyó con su hija, dejándola supuestamente en casa de algunos familiares en Teustepe-Boaco.
Una tragedia envuelta en un caso de femicidio
En las distintas redes sociales ha corrido como pólvora el hecho que el autor del femicidio se quitó la vida ingiriendo pastillas de «curar frijoles», versión que es poco creída por familiares.
«A nosotros, la policía no nos ha dicho nada. Nos mandaron fotos, capturas, pero nada que nos haga confirmar que es él. Nosotros hasta no ver no creer»; continuó la hermana de la víctima, quien fue contundente en su decisión de solicitar la custodia de la hija de la pareja.
Lisseth trabajaba vendiendo ropa en el Mercado Mayoreo, en Managua. Además, tiene dos hijos, uno de 15 y uno de 19; quienes se encuentran abatidos por la pérdida de su progenitora.
«Era muy linda con su niña»
«Otra cosa que yo digo, si alguien escuchó que estaban peleando, por qué nadie intervino, nadie fue y se metió. Los vecinos tienen el mal que si alguien se mete a tu casa (visita), salen corriendo a ver quién es, pero cuando es algo así, no se involucran. Esto quizás pudo evitarse»; concluyó la vecina, muy sorprendida por este caso de femicidio.
«Ella era muy linda con su niña. Hace poco le hizo una comidita a la niña porque estaba de cumpleaños. Se miraba que era muy responsable con los niños, hasta con los grandes, nada les hacía falta. Ella trabajaba todo el día»; dijo otra vecina.
Los restos de Lisseth descansan en un cementerio de la comunidad «Las Mesas», cercano a Las Maderas, kilómetro 50 de la Carretera Panamericana Norte.