Chinandega: Maestro resulta herido de bala por delincuentes

Un maestro y su hijo fueron asaltados minutos después de las 10 de la noche  de este jueves, cuando transitaban por una desolada y oscura calle del barrio San Agustín, en la ciudad de Chinandega

Los vecinos del sector dijeron a la Policía que al momento del asalto,  el profesor Orlin Acevedo, de 40 años; y su hijo Ormat, de 14 años, llevaban a mano un celular  y una Tablet, aprovechando la señal de Wi- Fi, cuando le salieron al paso dos jóvenes en una motocicleta, sacaron un arma de fuego y le pidieron que entregaran sus pertenencias, pero al negarse, los delincuentes dispararon en contra del maestro, causándole una herida en la pantorrilla izquierda, mientras su hijo  lanzó el celular al predio de la iglesia y corrió en busca de ayuda. 

La detonación de los disparos invadió de  temor a los vecinos, ante la creciente ola de robos que reinan en la zona, principalmente con esa manera de operar.

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Acevedo recordó que su atacante realizó el primer disparo al aire, "los sujetos no llevaban casco de protección. Uno de ellos me dijo que le entregara la Tablet y cuando le dije a cuenta de qué, en eso mi hijo tiró el teléfono al cerco de la iglesia y salió corriendo, fue cuando el conductor dijo que me dispara, pero lo detonó al aire y el otro en la pierna, luego  salieron huyendo en una motocicleta modificada color roja", declaró la víctima. 

Detectives de la Dirección de Auxilio Judicial con apoyo de la técnica canina realizaron el levantamiento de algunas evidencias que podría llevar al paradero de los bandidos, que una hora antes también hirieron a una jovencita en el reparto Monserrat por robarle el celular.

El profesor Orlin Acevedo fue trasladado a una clínica privada. Los médicos dijeron a los familiares que  la bala  quedara alojada en la pierna y que el estado de salud del profesor es estable.

En los últimos días se han registrado varios robos en distintos puntos de la ciudad chinandegana y en otros municipios del departamento, la mayoría de ellos son ejecutados por motociclistas que operan en lugares solos y oscuros. Sus principales víctimas son adolescentes y jóvenes que caminan distraídos con los celulares en las manos, o introducidos en los bolsillos traseros del pantalón.